De cara

Una suma ilustrativa de noes

Más allá de los deseos de fuga de sus jugadores, gremio que ya no entiende al Atlético como el final del trayecto sino como una simple estación de paso, lo que retumba sobre lo que queda de institución son los sucesivos rechazos sufridos por Gil Marín. Al dueño le dijeron primero que no Toni (director deportivo) y Kiko (cargo de nueva creación para limitar la presencia de la bicefalia gobernante). En realidad, le dijeron "puede interesarnos", pero la intervención malévola de Cerezo volvió el acaso en una negativa. Luego, tras los parches, fue Benítez (entrenador) el que dio las calabazas. Y hace un rato Luis Enrique, la apuesta original para el banquillo, la que más convencía al propietario. Un no al que seguramente se unirá ahora el de Solozábal (la última bala escondida para tratar de recuperar la fe en la idiosincrasia) en el papel de Kiko. Y esa suma de noes airea la evidencia: el desprestigio y la desconfianza que genera el club y quien lo maneja. Porque, claro, un sí de Manzano, un error con reincidencia (manda Quilón), lo consigue cualquiera.

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