De lunes

Algo va mal

Hemos entrado en una era de inseguridad: económica, física, política. El hecho de que apenas seamos conscientes de ello no es un consuelo: en 1914 pocos predijeron el completo colapso de su mundo y las catástrofes económicas y políticas que lo siguieron. La inseguridad engendra miedo. Y el miedo está corroyendo la confianza y la interdependencia en que se basan las sociedades civiles". Lo escribe Tony Judt, el historiador más lucido de la socialdemocracia, en definición de este diario a su muerte. Su último libro, "Algo va mal", (Ed. Taurus) va dirigido a estudiantes y gran público. Mira al siglo XX desde la actual Gran Recesión.

Insiste Judt en que cuando reeditamos las disputas de los mercados libres y las libertades occidentales, de los keynesianos frente a los Chicago Boys, seguimos en el debate que hace setenta años tuvieron un grupo de hombres nacidos en su mayoría a finales del siglo XIX, creadores de la socialdemocracia tras la II Guerra Mundial.
El historiador tuvo tiempo de vislumbrar la repetición de errores. Ese miedo que nos invade -a perder la casa, el trabajo, el Estado del Bienestar- socava la confianza de los ciudadanos adocenados, que descargan su ira contra unos políticos que ahondan la desconfianza en vez de dar seguridad. En ese cultivo florecen los Tea Party de Palin, los café party de Aguirre, el desprecio al inmigrante, las gracias de niñatos que berrean en la oración a los caídos. Lo dijo Stefan Zweig y lo recupera Judt. Nadie en aquella sociedad opulenta y culta de principios del XX imaginó como terminaría la fiesta. La imaginación tampoco nos sobra ahora.

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