De lunes

Una tarde de abril con memoria

Lola tomó la palabra. "Mi abuela, muy enferma, se quedó sola con media docena de hijos. Los repartieron por la costa. Se perdieron la pista unos a otros. Un día, a mi madre la vistieron con unas ropas negras. Dijeron que eran de una niña a la que se le había muerto su mamá. Se quedó vestida de negro para siempre. Tardó mucho en comprender que la niña sin madre era ella".

Se levantó Ana. "Soy de Villanueva de la Concepción. Siempre se susurraba sobre los asesinatos de 19 hombres que eran inocentes. Un día, por fin, se pusieron sus nombres en el cementerio. Me obsesionaba aquella inocencia y me juré que contaría su historia, pero no quería hacer daño a los hijos y nietos de quienes participaron en las muertes. Lo he pasado fatal, pero el libro está ahí y he logrado que hasta alguna de las hijas de los implicados me diera las gracias. Estoy en paz". Ana pertenece a "Las mujeres trabajamos la palabra". Aprendió a escribir tarde.

La tercera mujer era Paca, con hermosa blusa fucsia. Preciosa."Mi padre desapareció porque un día gritó: ¡Viva Azaña y viva largo Caballero! Mi madre decía que eran los que gobernaban entonces. Nunca más supimos de él y nos quedamos por ahí, perdidos entre las monjas y las de la Sección Femenina. Mi padre siempre hablaba demasiado. Como yo".

Hubo más historias. Ocurrió en el Palacio de Valdeflores, en el corazón de Málaga, una tarde soleada del 14 abril de 2011, Día del Libro y aniversario de la República. Lo organizó el Servicio de Igualdad de Género de la Diputación. Unas decenas de mujeres recuperaron la memoria sin acritud, pero dispuestas a que su historia no se tergiversara otra vez.

Más Noticias