Tinta Mintenig

Cuando un amigo se va…

bassasSe va un amigo. No se ha muerto, no. Se va Antoni Bassas de Catalunya Ràdio. Bueno, tampoco es que se vaya, sino que le han echado. En Catalunya pocos no sabrán quién es Antoni Bassas. Es el líder de audiencia radiofónica, desde hace un montón de años, con su programa matinal "El matí de Catalunya Ràdio". Líder destacado. Es curioso cómo pasan las cosas, a veces. Hace unos días me hallaba, un día laborable, en un pueblo de Girona, resolviendo unas cuestiones. En el ayuntamiento escuchaban Catalunya Ràdio. La señora María, a quien le compro las patatas, también. Lo mismo en la gasolinera, y en casa de Ramón, el editor de una revista local. Me dio por pensar que, desde luego, ya podía estar contento Antoni Bassas, porque su programa, desde hace 14 años, lo escucha todo Dios. Y debe tener mucha publicidad.

Pues ni por ésas. Patadita y a la calle. No debe de ser persona grata para algunos mandamases políticos, mayormente los que mandan más ahora mismo en Catalunya. Lo que más coraje me da es que, encima, los mandamases deben creerse que somos tontos, los demás. Comunicados elegantes....que si no se han puesto de acuerdo al negociar la renovación del contrato de Bassas...que si hay "diferencias insalvables"...; tonterías. Los socialistas le han echado porque no les cae bien, y porque les critica. Ya lo dejó bien claro el diputado del PSC Joan Ferran hace unos meses, cuando dijo aquello de que había que deshacerse de la "costra nacionalista" de los medios públicos catalanes. Y tampoco presagiaba nada bueno la elección, siguiendo criterios estrictamente políticos y partidistas, de los consejeros de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals. A mí más bien me parece que los tontos son ellos. Los mandamases, quiero decir. No me parece mal ejercer el poder cuando uno lo tiene, pero por favor, no seamos tan poco sutiles. Es que la cosa canta. Y encuentro especialmente mezquino que el presidente de la CCMA, Albert Saéz (ERC), haya dejado caer lo de "diferencias irreconciliables" a la hora de negociar la renovación, dando a entender, para aquellos que no quieran saber más, que las tales diferencias deben de ser pecuniarias. Que hablen claro, que digan lo que quería Bassas y lo que ofrecía Catalunya Ràdio. Estoy convencida de que el problema no ha sido éste.

Antoni Bassas, cuya profesionalidad es indiscutible, no tendrá seguramente ningún problema para reorientar su futuro. El problema lo tendremos sus oyentes, los trabajadores de ese ayuntamiento, la señora María, el gasolinero, el editor Ramón, las nenas de la panadería, los paletas de la obra, todos aquellos para quienes Bassas ha sido un referente de buen hacer y amenidad durante tantísimos años.

Más Noticias