La preguntadora

LA VUELTA AL COLE

La semana pasada nuestros diputados volvieron al Congreso y el cuaderno de Zapatero fue la portada. Al verlo, pensé: eso es la soledad del poder y, luego, escuchando lo que allí se dijeron, más bien me pareció que los otros niños ya no le "ajuntaban", porque no les quiso firmar cheques en blanco.
Me explico: tras las elecciones dijo que acuerdos puntuales sí, pero nada de socios. Lo que, traducido al patio del cole, significa: jugaremos juntos a veces, pero no os admito en mi pandilla; vamos a mandar sin vosotros. Y, claro, así se es más libre, pero también se lleva uno las tortas más solo.
El martes pasado, todos menos el PP –qué raro– aceptaron el pacto por la

"cooperación nacional" que propuso por la situación excepcional del paro, pero ninguno perdió la oportunidad de machacar a quien ahora es capaz de reconocer que "aún no hemos tocado fondo".
Le llamaron "desorientado", "boxeador noqueado", que sólo pone "parches" y que, encima –según Joan Ridao (ERC)– "lo que quiere es asegurarse la paz social y evitar una huelga general". Que, digo yo (con mucha ironía): "Menuda pretensión, ¡qué descaro!". Sr. Ridao, pero si eso es lo que diferencia la política económica de uno de la del otro.
Rajoy, además, pagó con él lo que en su partido le está pasando. En un ataque de soberbia, de "pa el tiempo que voy a estar en el convento, mejor me sobro" le vino a decir: haga usted mi política económica y sólo entonces tendrá mi apoyo. Sr. Rajoy, si el recorte de 1.500 millones del gasto público fue idea suya, ¿qué más quiere? Para que se haga toda su política económica tendría que ganar las elecciones que –por si con tanto lío se le olvida– las acaba de volver a perder, no hace ni un año.
Mañana vuelven a salir a jugar; esperemos que, por nuestro bien, no se sigan peleando.

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