Fuego amigo

En el PP ya no hay control de calidad

Vaya verano. Ayer le tocó a Arenas. No ganamos para disgustos. Según se van sucediendo los capataces de Mariano con el encargo de conservar encendida la llama de la crispación, va subiendo el tono del esperpento nacional. Parece ser que, según el perdedor de todas las elecciones a las que se ha presentado, "solamente en las dictaduras se persigue a la oposición".

Comprobado: en ese partido ya no hay control de calidad ni para las estupideces.

Tal vez lo de Arenas sea tan sólo un error, seguramente debido a que sólo habla de oídas sobre las dictaduras. Cuando murió su adorado dictador apenas cumplía los 18 años, y a esa edad si no eres de izquierdas es que lo tuyo es un caso perdido cuando alcanzas la edad adulta. Y así le va. A alguien con ese sempiterno aspecto de señorito que acaba de bajarse del caballo no se le puede exigir un análisis más depurado. Es lo que hay.

Pero mi espíritu didáctico y coñón (del colorado) me empuja a recordárselo: en las dictaduras no se "persigue a la oposición" por la sencilla razón de que ya está en la cárcel, o está exiliada, o está en la tumba. Item más (¡me encanta decirlo!): no se persigue a la oposición por el pequeño detalle de que no existe la oposición. Es lo que me pasa a mí, mira por dónde, en otros negociados de la vida: que soy ateo porque no existe dios (de lo contrario iba a jugarme yo el paraíso, anda ya).

Bueno, pues a lo que iba. Era tan joven Arenas cuando murió el asesino genocida y perjuro, que no pudo aprender de joven en ninguna asignatura de Educación para la Ciudadanía (del Espíritu Nacional, se llamaba entonces, con no poco sarcasmo, porque no había ciudadanía) que la oposición, como él la conoce hoy, sólo existe en las democracias. Y son los mecanismos nacidos de ellas -policía, jueces, fiscales- los que persiguen a los chorizos, estén o no en la oposición, estén o no en el gobierno, con la apoteósica excepción de Italia que es gobernada por un presunto delincuente.

Que el PP esté gobernado por presuntos delincuentes es un problema del PP. Pero que no nos pasen a nosotros la factura de los platos rotos, de los cohechos y de las prevaricaciones. Cada vez que detienen a uno de sus militantes por presunto chorizo se repite la misma escena: ¡No vienen a por mí, vienen a por el Partido Popular!

Y es que no son profesionales ni para delinquir. Porque imaginaos por un momento que los demás delincuentes copiasen la doctrina PP:

Ladrón saliendo de un banco, esposado por la policía, tras intentar atracarlo: "¡No robaba para mí, sino para repartir el botín en la cola del paro!"

Violador entrando en la sala del juicio: "¡No vienen a por mí, esto es un ataque a la virilidad de los españoles!"

Cura pederasta: "¡Ya lo dijo Jesús, dejad que los niños se acerquen a mí!"

Y así. Vamos, un follón de mil demonios. Por eso espero que la modalidad acuñada por el Partido Popular no siente cátedra, o el estado de derecho se volvería del revés, y los jueces se dedicarían, no a discernir los delitos, sino el grado de santidad de los delincuentes. Y en el PP hay tanta santidad que no terminaríamos nunca.

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