Fuego amigo

Estoy de su lado. Estoy desolado

Acabo de enterarme de que al hombrecillo insufrible le ha caducado el tiempo para que le fuese asignada la medalla del Congreso norteamericano, aquella que intentó comprar mediante una fortuna, a pagar con dinero público, a través de un bufete de abogados.
Estoy de su lado.
Estoy desolado.

Ahora que Aznar había crecido al infinito, ahora que todos contemplábamos atónitos la operación regreso a este mundo emprendida por su partido (después de su periplo internacional haciendo patria poniéndonos a parir), ahora que los más avisados de los analistas se malician que podría ser el candidato del PP en las próximas elecciones generales, elecciones que a ellos les gustaría anticipadas, ahora que la extrema derecha de su partido le ponía velitas como a un santo salvador... ahora resulta que el emperador no mueve un dedo por su medalla.
Estoy de su lado.
De verdad, estoy desolado.

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