Fuego amigo

Dime con quién andas y te diré quién te vota

Ahora que ha desaparecido el Tomate quiero poner en vuestro conocimiento que el presidente francés Sarkozy se ha casado con su novia Carla Bruni. En su país, el presidente enamoradizo, que todavía no ha aprendido a delimitar muy bien entre lo público y lo privado (es, si os fijáis, una enfermedad clásica entre la gente de la derecha), ha ganado mucha popularidad y morbo en la cama y en mi imaginación, pero la ha perdido entre sus electores, hasta el punto de que en su partido están muy preocupados por su desplome en las encuestas sobre las inminentes elecciones municipales francesas.

Para sus elecciones no sé, pero para las nuestras, que son antes, todavía sirve. Bueno, eso cree Mariano Rajoy, que el otro día presumía ante los suyos de ser amigo del marido de la Bruni, y no como el zarrapastroso de Zapatero al que sólo le reciben los presidentes negritos del tercer o cuarto mundo. Empieza a ser una patología del Partido Popular eso de buscar desesperadamente el refrendo de los líderes mundiales, como le gustaba presumir a Aznar con ese pasmo de la inteligencia cósmica que atiende por el nombre de George W. Bush, y que trabaja a ratos de presidente de los Estados Unidos.

Porque dime quién te apoya (como una olla) y te diré quién eres. El fin de semana pasado, por ejemplo, Aznar estaba en Italia practicando su particular curso de italiano en mil palabras. Fue allí donde su esposa, Ana Botella, al fin nos daba pistas sobre el modelo de melena fashion que adorna estos últimos años la cabecita de su Josemari: porque ahora ya es un intelectual ("la política es cosa de mi mujer", dice él), y tiene que llevar el pelo como los directores de orquesta, como los artistas. El intelectual insufrible aprovechó, de paso, para hacerse fotos con el camarada postfascista (?) Gianfranco Fini, en línea con su obsesión de hacerse la foto con los líderes mundiales. Esa foto con un postfascista como él (Aznar no reniega de su pasado pro falangista y de afecto al régimen franquista) sí que es una aportación a la campaña de imagen electoral de los centristas de la extrema derecha española.

Como aportación lo fuetambién la de monseñor Cañizares (el zángano mayor del obispero español, como decía nuestro contertulio S.M. El Viti), disfrazado de pobre con ropaje talar de hilo de oro, coronado con tiara de pontifical, en aquel escenario hiriente de la pobreza cristiana que no es otro que el altar mayor de la catedral de Toledo, su humilde mansión, ante el retablo cubierto de pan de oro y pedrería, llevando a los desheredados en su corazón de hielo, mientras repetía a sus feligreses que, tal como había expresado la Conferencia Episcopal, votar al PSOE es pecado.

Él seguramente no se siente culpable de que la Iglesia universal, de la que él es príncipe, haya perdido en tan sólo un año el 10% de sus religiosos, entre curas y monjas. Tampoco a sus feligreses allí congregados tuvo el valor de confesarles que la Iglesia Española recibió en 2007, de esa España que les persigue, 5.000 millones de euros, libres de impuestos: la mayor sopa boba que vieron los tiempos desde Constantino.

Aznar y Cañizares son la imagen de la modernidad, de la España del futuro que nos prometen los postfascistas y los nacionalcatólicos. Para ir corriendo a votar, vamos.

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Meditación para hoy: ayer por la tarde me di un paseo por la Casa de Campo de Madrid, alrededor del lago. La gente saca a sus perros y yo saco a mis cámaras fotográficas. Entre putas a medio congelar y patos que chapoteaban en el estanque, cacé esta pintada en un armario metálico del servicio del parque. Os la transcribo por si no se lee bien. En una puerta reza: "Esta mañana al despertarme me la he visto así tal cual, en toda su plenitud y he pensado: ¡qué cosa tan bonita". Pero la alegría dura (¿he dicho dura?) muy poco en la casa del pobre. En la otra puerta al chico ya se le había derrumbado su bonita turgencia, por lo que se ve, sólo con pensar en la Conferencia Episcopal, a la que quizá culpe del desmoronamiento de su armadura al recordar el mensaje funesto de la clerigalla: "¿Quien es la Iglesia para decirnos a los españoles lo que tenemos que hacer? Por qué no se ocupan de sus asuntos? Por qué no solucionan sus problemas sexuales que nos cuestan tantos disgustos y dinero a los españoles?". Ya ves, al final o jodemos rápido o nos joden. Lo siento, chaval.

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