Una de las "ideas fuerza" del PP en esta legislatura que termina es que Zapatero y su gobierno se dedicaban a crear problemas donde no los había (en la derecha todo es fuerza, hasta las ideas, en contraposición a la izquierda titubeante, que siempre se está preguntado tonterías, como si los cadáveres de los fallecidos en el Yak-42 estaban correctamente identificados, o si Sadam tenía de verdad armas de destrucción masiva, y bobadas así).

Pero tanto va el alma de cántaro a la fuente que el Partido Popular acabó imitando a su enemigo hasta en las técnicas de guerra de guerrillas. Si el PSOE inauguraba los videos de denuncia, el PP atascaba you tube al día siguiente con un NODO en miniatura. Si los jóvenes de la izquierda inventaban la revolución del sms político, las nuevas generaciones del PP se apuntaban de inmediato a una batalla de ingenio k te kagas o sea Alfredo Luis Borjamari. Si las pancartas habían sido armas exclusivas de los rojos, la derecha sacó de las sacristías hasta a los curas, con sus beatas adosadas, en defensa de una familia que tan solo desean para los demás y que en el fondo desprecian porque nada hay que agrade más a los ojos de dios que la virginidad.

Y, para no ser menos, decidieron que eso de crear problemas donde no los había apenas tenía consecuencias en la intención de voto, como aprendieron de su odiado oponente político ZP. Así que llegaron a la conclusión de que poner en su contra a los gays y lesbianas, a los inmigrantes y al mundo de la cultura no debería alterar el resultado de las urnas.

Y además, Mariano lo dice con tanto desparpajo... "Yo estoy con los artistas que tienen que hacer mucho arte para llegar a fin de mes" y no como los otros artistas que "lo que quieren es que les garanticen sus privilegios a costa del dinero que tienen que pagar todos los españoles". (Ah!, ese flanco estúpido del canon que ha puesto el PSOE en bandeja a su enemigo!)

Y la gente que le arropaba en el mitin le reía la gracia, sin acordarse (o quizá sí) de que Esperanza Aguirre también dijo en su día tener dificultades para llegar a fin de mes.

Si es que, en el fondo, les gustaría ser pobres, pero no se atreven a dar el paso solidario porque, como alguien ya dijo, saben que el oficio de pobre está muy mal pagado.
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Meditación para hoy: En derecho existe la figura del ensañamiento como una agravante del delito, que consiste en provocar a la víctima un dolor reiterado e injustificado. Si trasladáramos el mismo concepto a la política, podríamos hablar de ensañamiento en la mentira, consistente en mentir y justificar la mentira con otra mentira, tapando unas con otras por el efecto de acumulación. Hemos tenido un ejemplo reciente en Madrid con el caso Lamela, quien continúa mintiendo con sus insinuaciones sobre las sedaciones del doctor Montes y sus presuntas malas prácticas, aún después de que los jueces hayan despejado todas las dudas.

Pero Lamela es un aprendiz de brujo comparado con el arzobispo Angelo Amato, inquisidor número dos del Vaticano, segundo en la jerarquía del que fue el Santo Oficio, que no se avergüenza, dice, de la labor desempeñada por la Inquisición en España, a la que disculpa como tribunal "garantista". El desvergonzado que no se avergüenza de la maquinaria más perversa de tortura, expolio y muerte que jamás haya existido al servicio de una religión, sostiene que aquella parodia de juicios y autos de fe, donde la denuncia anónima tenía valor de prueba, eran "garantistas". Y yo me pregunto, si la justificación y exaltación del nazismo es delito, ¿no habría que sentar en el banquillo a este presunto delincuente?

Por cierto, ¿he dicho denuncia anónima? ¿Cómo la que Lamela dio por buena contra el doctor Montes, como en los mejores tiempos de la Inquisición? Os dejo un enlace para exigir, con nuestra firma, que Lamela y sus lacayos pidan perdón públicamente por el daño que están haciendo a la sanidad pública, a los pacientes en estado terminal y a los médicos a quienes les persigue el fantasma de la Inquisición y la denuncia anónima. Lo tenemos a tiro de clic.