Fuego amigo

Carmen Hermosín y los hermanos Marx

Llevaba dos días pendiente de saber cómo se desarrollaba el culebrón del desgobierno de Navarra. Y creo que se ha solucionado de la peor manera de las posibles. Al fin acabamos de saber que la dirección nacional del PSOE desautoriza los acuerdos alcanzados por el PSN con Nafarroa Bai e Izquierda Unida. De esta manera vamos a asistir a la mascarada de un gobierno de UPN (o sea PP) gracias al voto en blanco (de Pepiño Blanco, se entiende) del PSOE en la investidura, un gobierno que no podrá sacar adelante ninguna iniciativa parlamentaria digna de consideración. Navarra entra, pues, en el congelador hasta las próximas elecciones generales.

Las razones las sabemos todos. El PSOE no quiere dar de comer a la derecha con el asunto de Navarra durante los próximos meses, y prefiere que salga reforzada la imagen del Partido Popular antes que exponerse a la tortura del goteo diario de acusaciones y mentiras sobre pactos secretos de los socialistas con los terroristas.

Creo que a estas alturas es absurdo. Primero, porque esa cantinela del PP sólo se la creen sus fieles. Ni uno más. Luego llueve sobre mojado. Y segundo, porque la derecha va a seguir utilizando esa mentira, gobierne o no UPN, pues le sirve como pegamento de cohesión. Es una presa que los populares ni borrachos piensan soltar. Porque si algo han aprendido a lo largo de esta legislatura es que el tejido de falsedades urdidas por sus estrategas (España se desmembra, la familia se rompe, los socialistas venden Navarra a ETA, vuelve el paro y la corrupción...) no sirve para recabar votos pero sí sirve para no perderlos. Y eso, para los cadáveres políticos que gobiernan el Partido Popular es todo un tesoro a conservar... como buenos conservadores.

Así que las razones esgrimidas por el PSOE son peligrosas, porque no hacen más que reconocer el enorme poder mediático de la derecha, y porque suponen la confesión de que su oposición a un gobierno con la izquierda y los nacionalistas está dictada más por razones estratégicas de partido que por velar por los intereses de los ciudadanos que se decantaron en las urnas por una opción mayoritaria de progreso.

Carmen Hermosín, responsable de Política Autonómica de ese partido, lo dijo con palabras robadas a los hermanos Marx: "Es mejor hacer una oposición fuerte y útil (en Navarra) que formar un Gobierno difícil de explicar". ¿De explicar a quién? ¿A los ciudadanos en general? ¿A los votantes del PSOE? ¿O, como me estoy imaginando, a los votantes del PP?

Lo que sí va a ser difícil de explicar es que durante siete u ocho meses gobierne Navarra, gracias a sus votos en blanco, la derecha en su versión más cavernaria, Esperanza Aguirre aparte. Y todavía va a ser más difícil cuando, pasadas las elecciones generales, al fin el PSOE encuentre milagrosamente las razones para una moción de censura que haga posible la formación de "un gobierno fácil de explicar".

Más Noticias