Fuego amigo

Emergencia educativa, económica y social

Valladolid tiene un arzobispo que está muy preocupado por la situación económica española. Me produce mucha tranquilidad que nuestras angustias alcancen los muros de sus palacios, los traspasen e impregnen con su olor incómodo los ropajes de seda arzobispales. Así dios queda al tanto de lo que nos está pasando, mientras sigue descansando en su interminable séptimo día, como si lo que hizo hasta ahora le hubiera quedado bonito.

Bueno, creo entender que también le preocupa el hecho de saber que la crisis se agudiza en plena campaña de Declaración de la Renta, y que existe por medio una casilla que nos piden que cubramos con una equis, una equis que encierra en su significado la incógnita ("llámale equis") de saber si nuevamente nos tienen que pedir prestado por adelantado ese dinero que jamás devuelven, por la cara, porque sus fieles son unos roñicas.

Al patrono de la Iglesia debe de preocuparle que otra vez los patronos del camión amenacen con colapsar la capital de España durante los próximos días, retorne el miedo al desabastecimiento, suban los precios, crezca el paro exponencialmente... y la gente, por esa tontería de nada, prefiera donar a Solbes el 0,7%, para mejorar los presupuestos generales del Estado, antes que a la Iglesia, que ha adquirido la molesta costumbre de gastarse el dinero de nuestras donaciones en más huelgas y manifestaciones contra el gobierno que les da de comer la sopa boba.

Por ejemplo, el monseñor de Valladolid ya está preparando ayudas materiales y espirituales a los padres que quieran decidir por sus hijos si deciden llevar adelante la objeción de conciencia contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ahora que todavía los hijos no están en edad de objetar a sus padres. Y las pancartas cuestan una pasta. A esto el clérigo le llama "emergencia educativa", que, en unión con la económica, está a punto de inaugurar el curso político de la oposición de la extrema derecha de este país.

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Meditación para hoy:

Mientras se solventan estos problemillas (DRAE: Solventar, verbo transitivo: Dar solución a un asunto difícil), propongo un neologismo: Solbentar (de Solbes, ministro de Economía) verbo también transitivo... Aunque, bien mirado, transitivo significa "que pasa y se transfiere de uno a otro". ¿Es acaso Solbes un pasota transitivo? Vaya lío.

El caso es que Solbes solbenta las situaciones peliagudas con un discurso pausado, de un autocontrol tan extraordinario que parece un transitivo del Consejo de Ministros. Acaba de declarar la "emergencia económica", sin llamarle así, claro, porque el ministro tiene por costumbre, como buen político, llamar al pan flus y al vino chaf, no por ignorancia sino por preservar nuestra salud, tan acosada últimamente por los sobresaltos del euríbor y el claxon de los camiones. Ha anunciado que los españoles debemos "apretarnos el cinturón" durante dos años hasta que salgamos de esta crisis que no es crisis sino algo así como una bonanza negativa.

La subida del crudo, dice, ha producido "una transferencia de rentas a los países productores de petróleo", por si no nos habíamos dado cuenta, con lo que la economía mundial ha alcanzado el punto óptimo de globalización. Es decir, que todos somos más pobres. Quizá sea ese el gran debate pendiente para para los próximos años: si podemos seguir con este modelo de crecimiento, voraz consumidor de energías no renovables y altamente contaminantes, contaminantes tanto del medio ambiente como de la paz social.

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