Fuego amigo

Maricón el último

George W. Bush intenta terminar como puede su mandato, el período presidencial más desastroso de la historia de los Estados Unidos, renegando de su ultraliberalismo, dejando huérfanos intelectualmente a líderes planetarios como su querido amigo español, nuestro hombrecillo insufrible. Pero como parece que el desastre financiero de Wall Street está a la altura de la inteligencia de Bush, y para no perder más el tiempo, el presidente europeo de turno, Nicolás Sarkozy, otro de los partidarios de que el estado moleste lo menos posible al mercado, pues la virtud es la ambición, y la virtud sin límites es la ambición sin límites, quiere convocar a las potencias del G-8 para tomar unas copas y ver qué hacemos con lo nuestro.

Pero antes, Nicolás, presidente de un estado laico, y no como el nuestro que comienza el año judicial con una misa oficiada por un talibán cristiano, ha topado con el Vaticano. Atención al nuevo desafío: el Estado de opereta ha rechazado al embajador nombrado por el gobierno francés "por su perfil personal", es decir, porque es homosexual declarado. Como si la homosexualidad fuera un impedimento para entrar en las alcobas vaticanas. Veamos un poco de historia:

Juan XII (955-964) fue Papa a los 17 años, hizo obispos a varios de sus amantes y murió en la cama de un ataque cardíaco, abrazado a uno de sus efebos.

Benedicto IX "el Hermoso" (1032-1044) murió en una orgía sadomasoquista junto a uno de sus favoritos.

Sixto IV (1471-1484), de extracción humilde, llegó al papado gracias a la compra de votos con la fortuna de su amante Pietro Riairo, al que luego compensó con cuatro obispalías y el cardenalato.

Julio III (1550-1555) nombró Secretario de Estado a su amante Inocencio "Prevostino", de 17 años, poco después de ser elegido Papa.

Y ya en nuestros días, el escritor y diplomático francés, Roger Peyreffite, también homosexual, aseguraba haber compartido con el Papa Pablo VI los mismos amantes entre el alto clero vaticano.

Visto lo cual, y como dice el dicho dichoso, maricón el último.
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Meditación para hoy, a medias con Soledad:

Pedro Solbes ya ha tenido que salir al paso de los rumores de que la banca española no es tan sólida como presume el gobierno (a Rajoy le produce incluso "vergüenza" que Zapatero vaya diciendo por esos mundos semejantes cosas), y ha recordado en sede parlamentaria que los depósitos de los clientes de la banca española están a salvo y muy bien guardados gracias a los controles del Banco de España y a nuestras altas exigencias de provisión de fondos propios.

Pero no hay nada más miedoso y cobarde que el dinero. Ni nadie más resentido que la derecha en la oposición. Así que desatar el pánico entre la población, como ocurrió en Argentina, es relativamente fácil. A mí me dan mucho miedo, más que la pretendida fragilidad de la banca, los patriotas de hojalata con el instrumento diabólico de los SMS en sus manos. Estemos atentos. De ellos se puede esperar cualquier cosa.

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