Fuego amigo

El tercer hombre

Buena parte de los norteamericanos desconocía que en las recientes elecciones había un tercer aspirante a la presidencia que apenas tenía un hueco en alguna esquina de los medios de comunicación: el abogado Ralph Nader, dos o tres años mayor que McCain, que se presentaba a las elecciones por cuarta vez. Esa sí es vocación.

Es lo que se llama una mosca cojonera de la política, fuera de todo el establishment, que unas veces se presenta bajo las siglas de los verdes, y otras, como independiente. Mal asunto. Ser verde e independiente en los Estados Unidos te hace inmediatamente sospechoso de antipatriota, como la acepción "socialista" es sinónimo de comunista peligroso en el ideario de la clase conservadora de aquel país.

Curiosamente, la actividad de Ralph Nader, el defensor de los consumidores por antonomasia, sin cuya labor desde la década de los 70 los coches seguirían siendo ataúdes rodantes, ha hecho más por el bienestar de sus ciudadanos en estos últimos 35 años que todo el partido republicano, que ha recortado derechos civiles y laminado los derechos humanos al nivel de algunas dictaduras africanas.

Desde mi paso por la revista Ciudadano, de defensa del consumidor, de la que fui director varios años, seguí muy de cerca la labor de Ralph Nader. En la década de los 70 (Ciudadano nació a finales del 73) su nombre era garantía de análisis riguroso, y formó una legión de expertos en seguridad de los alimentos, electrodomésticos o el uso responsable de las energías. Para el incipiente movimiento de defensa del consumidor de aquellos años, Ralph Nader era un dios.

Para los republicanos neocons, sus controles en la seguridad de los productos fueron siempre un estorbo para los beneficios de las empresas. Ya sabéis, no dejéis que la contaminación, la seguridad y esas zarandajas se interpongan entre vosotros y la cuenta de resultados. Para los demócratas es un incontrolable que no conviene que ande suelto, no siempre lo políticamente correcto que puede soportar la estructura de un partido.

De hecho, los demócratas le acusan de haber provocado la pérdida de las elecciones en el año 2000. Acudía entonces bajo las siglas de los verdes, y fue su mayor momento de gloria política. Lo que se dio en llamar "el factor Nader" arañó 100.000 votos a Gore en Florida, el estado clave que dio la victoria, por 500 miserables votos, a George W. Bush.

Esta vez tuvo peor suerte, porque ante Bush y su lamentable legado cualquiera de los otros dos candidatos pasaba por ser un benefactor de la humanidad.
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Meditación para hoy:

Necesito relajarme. Necesito una dosis extra de ilusión, como los demás mortales. Quiero pensar, durante dos meses, que el mundo va a cambiar para mejor con Obama. Lo malo es que no jurará el cargo hasta el 20 de enero. ¿No os parece una temeridad que el mundo todavía esté a cargo del descerebrado de Texas hasta entonces?

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