Modos y Modas

Liberen su pescuezo

¿VENTANA O PASILLO?// ISABEL REPISO

Ya era hora de que los hombres públicos elaborasen un código propio de tendencias de temporada. Mi reconocimiento a Miguel Sebastián y Lorenzo Milá por sus contribuciones al Libro Blanco del Estilo Veraniego. Está bien eso de mirar fuera y copiar ideas. Si la moda generalista no consistiera en prescindir de las bragas, yo ya habría abierto una sucursal de burusera –esas tiendas clandestinas que comercian con ropa íntima sucia– con un robot por dependiente, para que no protestara por las 65 horas semanales que, sin duda, le habría exigido. La lástima es que Sebastián haya vendido su propuesta como una acción medioambiental más que como una aportación a la moda masculina. Un argumento que lo aleja irremediablemente de la T de Telva y la Aguja de Oro pero que quizá lo lance a diseñar permorfances colectivas o a presentar documentales sobre el cambio climático.

Para que la iniciativa contra el calentamiento global no se quede coja deberían editar un decálogo de medidas, al modo de los que reparten los centros de salud sobre higiene sexual. Sería recomendable que las directrices no se limitaran al verano y que los ecologistas enviaran sus propuestas a un buzón de sugerencias. Mi amigo Carlitos, por ejemplo, propone reducir el gasto invernal en calefacción con pausas de diez minutos en las que un preparador físico guíe el calentamiento de la oficina entera. Todos en chándal como Jamiroquai. Échate a temblar.

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