Persona, animal o cosa

CARTA AL DIRECTOR DE THE TIMES, JAMES HARDING

MARTA NEBOT


CARTA AL DIRECTOR DE THE TIMES, JAMES HARDING



Tras leer la carta que la española Miriam González (esposa de Nick Clegg,  viceprimer ministro británico) le envió a su periódico y su respuesta, a propósito del tratamiento que ustedes dieron a Sara Carbonero tras la única derrota de España en el mundial, he decidido participar en su divertida correspondencia...

Repasando lo que su rotativo (uno de los más serios de su país) publicó,  tengo que darle la razón a Miriam -sin conocerla ni nada- y no porque tenga pechos como yo, sino porque me parece injusto acusar a la pareja de alguien -ya sea hombre o mujer- de los fracasos del otro sólo por estar presente y, además, ¿a qué altura deja eso al susodicho? O ¿es que no desconfían sólo de él sino que son de los que creen que los hombres se vuelven inútiles si tienen cerca al objeto de su deseo? A ver si es que están a favor del burka -eso sí, sólo para tías buenas- pero no se atreven a declararlo.

Ya sé que en deportes se permiten ciertas licencias... De hecho en la web donde The Guardian (otro supuesto periódico serio) publica otro artículo en el que acusa a Sara de lo mismo, la publicidad que lo enmarca es la de un software que te descargas en el móvil y desnuda a quién enfoques con la cámara.  Es unisex pero la imagen que ilustra el anuncio es la de unos culos de chicas voluptuosas.

En fin, que podría admitir que su periódico mencionara las dudas de algunos sobre la conveniencia de la presencia de Sara o no en el campo pero de ahí a convertirlo en noticia a toda página y en el clamor de la afición española, hay mucho trecho. ¿Seguro que no influyó que FHM la declarara la periodista deportiva más sexy del planeta? ¿Y no será que vender es el objetivo de todos: serios, amarillos o medio-pensionistas?

Miriam les invitó a comerse un poco de "pastel de humildad" y usted alega que es que en su diario no les gusta. No me sorprende porque comérselo, traducido,  significa tragársela con patatas. Sin embargo, apuesto a que alguno se han comido o ¿es que nunca han rectificado nada? ¿No será que lo que no soportan es comerse uno preparado por señoras? Y eso de pretender canjearlo por unos pinchos de tortilla con ella, Sara e Iker no me parece humor inglés sino chulería barata.

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