Traducción inversa

Sobre Belén Esteban

Algo tiene que ir mal para que tipos sin ningún interés en la vida y milagros de Belén Esteban –yo mismo- estén en condiciones de escribir, si no un libro, sí al menos uno o varios artículos sobre esta buena moza. Aunque nunca la he visto en directo ni en diferido, aunque no he seguido para nada sus andanzas por otro lado absolutamente públicas, aunque nada de lo que es y representa tiene el más mínimo interés en mi opinión, sería capaz ahora mismo de exponer una cantidad de datos espeluznante sobre la "princesa del pueblo" que harían las delicias de cualquier portera –si es que aún hay porteras.

Enfrentémonos, pues, a la cruda realidad: la popularidad es inversamente proporcional al mérito objetivo del sujeto en cuestión. Quiere esto decir que ahora mismo hay poetas excelsos o músicos sublimes a quien nadie conoce, pero si alguien con cierto desparpajo le entra por el ojo derecho al espectador anónimo, su reino será tan eterno como poca sustancia tengan sus cualidades.

Tengo entendido que se han escrito ya algunos sesudos volúmenes donde se da cuenta del fenómeno sociológico que representa Belén Esteban. Me parece bien. Algo falla, sin embargo, cuando, siendo la vida tan corta, podamos asistir sin escándalo al hecho de que tanta gente dedique horas y horas a seguir la trayectoria de la mujer que, según parece, encarna mejor que nadie las virtudes de una heroína moderna.

Si todo el tiempo dedicado a Belén Esteban y a las belenes estébanes que en el mundo son se dedicara a algo útil –leer un libro, por ejemplo-: ¿no sería nuestro tiempo un prodigio de ilustración? Pues ya verán el caso que me hacen.

Más Noticias