La trama mediática

Novelas de a duro

Cabía esperar que la renuncia de Carme Chacón estimulara la imaginación de los escribidores de corps. Todo se ha quedado, sin embargo, en mucha literatura de relleno y algunos titulares pintureros como los que siguen: "Chacón, una renuncia envenenada" (La Razón), "Zapatero sacrifica a Chacón" (ABC), "Chacón se rinde para evitar que Rubalcaba liquide a Zapatero" (El Mundo), "Zapatero entrega a Rubalcaba la cabeza de Chacón" (La Gaceta).

Además de la ensalada de interpretaciones contradictorias, habrán notado en esos enunciados un cierto gusto por el género negro. Alguno de los amanuenses quiere hacer sus pinitos como autor de novelas de a duro. Tal es el caso de Emilio Campmany en Libertad Digital: "La joven estaba tendida en la hierba, justo en el centro de la pista central del hipódromo. Allí yacía 'La Niña de González', inevitablemente sin vida, boca abajo, herida por una única y certera puñalada. La Policía deduce un suicido por la carta que ha dejado la interfecta". ¡Ooooh! ¡Cuánta tensión narrativa!

Cristina López Schlichting, que cultiva un estilo más de Cosmopolitan, está obsesionada con los vestidos de la candidata que no llegó a ser: "Zapatero la eligió por eso (ser mujer y catalana) para ser ministra de Defensa. Bueno, por eso y por estar embarazada. En la enfermiza mente de este hombre rencoroso la estampita de una señorita con el bombo poniendo firmes a los soldados era un progreso social. Si se analiza, casi todos los méritos de Carme son relativos al uso astuto de la ropa", escribe en La Razón.

Federico lo celebra

En El Mundo, Federico Jiménez Losantos pasa por alto su inquina al supuesto beneficiario de la retirada de Chacón y -un día es un día- descorcha el champán: "Para ser ministra de Defensa, o eso dice el BOE, no ha defendido a España jamás. Ni siquiera lo ha intentado. Chacón no puede ser parte de la solución del PSOE porque en realidad representa a su mayor problema: el PSC, un ente que, en la práctica, acarrea su suicidio como partido español".

Dejamos para el postre a Carlos Dávila, que después de confesar en su recuadrito de La Gaceta que lee con fruición a Lao-Tsé, se adentra en su obsesivo Tao antizapateril: "No sé cómo le soportan; no es que sólo sea un destructor, que lo es sobre todas las cosas, es que se merece que alguien le diga: 'Vete ya, no soportamos tus monsergas, orate'. La ocasión es este sábado".

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