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En busca de un nuevo socio industrial para Spanair

Enderezar el rumbo de Spanair está siendo más complicado, si cabe, de lo previsto por el grupo de empresarios catalanes que se hicieron cargo de ella hace casi dos años y medio con el respaldo de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona. La nueva propiedad, liderada por FERRÁN SORIANO en calidad de presidente, ha conseguido reducir las pérdidas de forma significativa en los últimos ejercicios: de 218 millones de euros en 2008 se bajó a 186 millones en 2009. Y, a falta de confirmación oficial, todo apunta a que en 2010, gracias a una economía de guerra y a cierta recuperación de la demanda, los resultados de la compañía con base en el aeropuerto de El Prat volvieron a mejorar. Aun así, el desfase entre ingresos y gastos requiere aportaciones extraordinarias, bien de sus actuales accionistas o bien de un socio industrial que le permita a dar el definitivo salto adelante.

Al menos sobre el papel, socio industrial ya tiene uno: el consorcio escandinavo SAS, antiguo dueño de Spanair, de la que conserva cerca del 11%. Sin embargo, su máximo responsable, RICKARD GUSTAVSON, no parece proclive a poner más dinero y recientemente incluso se mostró dispuesto a ceder el paso a otra aerolínea en el accionariado. Tampoco es seguro que las administraciones autonómica y local vayan a rascarse de nuevo el bolsillo, dada su notoria precariedad financiera.

Soriano ya ha sondeado la posibilidad de que entre en Spanair alguno de sus compañeros de Star Alliance, que cuenta con 27 miembros y mueve del orden de 600 millones de pasajeros al año. Pese al apoyo público brindado por la organización, la respuesta ha sido, de momento, muy poco alentadora: Lufthansa, líder en Europa y segunda en el ranking mundial, ha declinado la invitación y lo mismo ha hecho Singapore Airlines. De todas formas, hay gestiones en marcha que todavía pueden cuajar, aunque la situación no es demasiado favorable debido a las tribulaciones que sufre el sector por culpa del encarecimiento del petróleo. Para el ejercicio en curso, la industria había previsto un precio medio del barril de Brent de en torno a 80 dólares y ahora anda por encima de los 115.

Con la nueva inyección de capital no se trata sólo de garantizar la viabilidad de Spanair, sino también de que lidere la conversión de El Prat en un gran centro de distribución de vuelos alternativo a Barajas, que mejore las conexiones de Barcelona con el resto del mundo, como se ha reclamado insistentemente desde distintos ámbitos de la sociedad catalana.

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