Balagán

Crisis en la Embajada

La crisis del fin de semana en la Embajada de Israel en El Cairo acalara un par de cuestiones.

En primer lugar, que los pueblos árabes, o al menos una parte considerable de lo que llamamos pueblos árabes, no acaban de aceptar la existencia de Israel, en muchos casos debido a la ocupación. Lo recomendable sería que se solucionara el conflicto israelo-palestino cuanto antes. Es seguro que esto no acabaría completamente con el rechazo que suscita Israel en el mundo árabe, pero al menos sí que legitimaría al Estado de Israel en el ámbito de la comunidad internacional.

Desgraciadamente, el gobierno de Binyamin Netanyahu no parece estar por la labor. Al contrario, no para de construir en los territorios ocupados, y esto provoca todavía más rechazo, pero da la impresión de que a Israel no le importa. Además, al final a Israel siempre hay alguien que acaba por sacarle gratis las castañas del fuego.

En segundo lugar, que Estados Unidos sigue teniendo una gran influencia en la región. Han sido Obama y el secretario de Defensa, Leon Panetta, quienes han resuelto la crisis de la Embajada. Panetta puso firmes al mariscal de campo Husein Tantawi y ordenó que se librara del asedio a los seis guardas de seguridad israelíes que estaban a punto de ser engullidos por los asaltantes.

Esta circunstancia revela directamente que Estados Unidos podría usar su influencia para solucinar el conflicto israelo-palestino, que envenena toda la situación de Oriente Próximo. Obama lo trató de hacer al principio de su mandato, pero muy débilmente. Desgraciadamente, ha sucumbido a la influencia de Israel y del lobby judío del AIPAC.

Esta renuncia de Obama traerá más problemas a la región, incluido Israel. De hecho, como han indicado algunos funcionarios norteamericanos, Israel está actuando en contra de sus propios intereses y no atiende a ninguna razón.

Más Noticias