Balagán

Democracia a piñón fijo

El primer ministro turco está visitando Egipto, Túnez y Libia para promover la democracia. Ayer estuvo en El Cairo ensalzando la Revolución del 25 de enero que acabó con el régimen de Mubarak.

Erdogan ha hablado desde el mismo podio, la Universidad de El Cairo, que usó Obama poco después de su histórica victoria electoral. Tanto Obama como Erdogan defienden reformas políticas en el mundo árabe. La administración Bush ya intentó trasplantar la democracia por la fuerza en Irak y Afganistán y el tiro le salió por la culata. Todavía hay miles de soldados americanos en esos dos países sin que se sepa muy bien qué están haciendo. El número de muertos, heridos y desplazados es casi imposible de calcular.

Para que la democracia se asiente es necesario que se den un mínimo de circunstancias sociales, culturales, políticas y religiosas que aparentemente no se dan ni en Irak ni en Afganistán. Y a pesar de ello, con la terrible experiencia en esos dos países, la administración Obama se está empeñando en llevar la democracia ahora a Egipto, Túnez, Libia y Siria. Es una operación arriesgada, pero inquieta ver la confianza que los americanos le ponen a la empresa, como si Iraq y Afganistán nunca hubieran existido.

La idea de exportar la democracia al mundo árabe (o islámico) al coste que sea se la debemos a los neoconservadores de Bush hijo, que después del 11-S de 2001, decidieron llevar su proyecto adelante sin reparar en el precio. Y el precio ha sido, es y será muy alto. De ahí que choque que dentro de la administración Obama ni siquiera se haya abierto un debate, al menos de puertas afuera. Parece que en Washington todo el mundo piensa de la misma manera y eso resulta sorprendente y preocupante.

Erdogan, que está bien informado de lo que sucede en Siria, dijo ayer que sobre este país se cierne una guerra civil entre sunníes y alawíes. A los americanos parece que esta posibilidad no les preocupa. Ellos van a piñón fijo.

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