Esta pasada noche el primer ministro Netanyahu viajó a Nueva York. Poco antes de partir, dijo que está dispuesto a encontrarse con el presidente Abás en la metrópoli que acoge la sede de la ONU.

Abás, que ya está en Nueva York, le respondió que él está dispuesto a reunirse con cualquier dirigente israelí, como recientemente hizo con Shimon Peres, pero que las reuniones sin sustancia no tienen sentido.

A ese punto han llegado las relaciones entre Israel y la OLP. Desde hace muchos años los contactos están desprovistos de sustancia. La única realidad es la expansión colonial que se va extendiendo sin descanso por toda Cisjordania, donde hay 120 asentamientos israelíes, y por Jerusalén, donde hay 12 asentamientos.

El viernes Abás presentará ante la Asamblea General su iniciativa para que el Consejo de Seguridad apruebe un Estado palestino de pleno derecho, aunque ya de antemano sabemos que Estados Unidos ha anunciado que la vetará.

En estos últimos días, Obama está defendiendo a rabiar los intereses de Israel que consisten en que la iniciativa palestina no prospere. Obama ha llamado al menos dos veces a su homólogo colombiano para que vote en contra del Estado palestino, y a otros líderes mundiales con la misma cuestión.

En el Consejo de Seguridad hay 15 miembros, y es necesaria una mayoría de nueve miembros para que la iniciativa palestina prospere. A día de hoy los palestinos cuentan con el apoyo seguro de siete miembros. Necesitan dos más. Si los consiguen, Estados Unidos tendrá que recurrir al veto, algo que no desea hacer por una cuestión de imagen, aunque se puede ver obligado a hacerlo.

Además, es muy posible que Washington use recursos jurídicos para postergar la votación, que puede alargarse semanas o meses, utilizando el tiempo para ganar el apoyo de algunos miembros del Consejo de Seguridad que todavía no han aclarado el sentido de su voto, al tiempo que desvirtúa la iniciativa palestina.