Balagán

Frustración

Un enorme sentimiento de frustración embarga los territorios palestinos, y no es para menos. El discurso del miércoles del presidente Obama ante la Asamblea General de la ONU no ha podido ser más descorazonador.

¿Cómo es posible que Obama diga a estas alturas que el único camino para resolver el conflicto sea el diálogo bilateral cuando éste se ha mostrado inviable durante los 20 años transcurridos desde la Conferencia de Madrid? ¿Cómo podrá solucionarse el conflicto mientras Israel siga construyendo sin descanso en los territorios ocupados?

Los medios árabes están de acuerdo en una cosa: el Obama del miércoles no es el mismo que el que hace un par de años pronunció en El Cairo aquel discurso histórico y conciliador conm el mundo árabe.

La oposición palestina en Cisjordania, es decir los islamistas, es decir Hamas, que desde hace tiempo se esconde de la autoridad, ha señalado que la alocución de Obama confirma el fracaso de la política de Abás. El presidente palestino ha repetido hasta la saciedad que el único camino para conseguir un Estado independiente era la no violencia. El discurso de Obama ha cerrado ese camino.

El momento actual recuerda a septiembre de 2000, cuando el entonces jefe de la oposición Sharon se empeñó en visitar la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén protegido por un gran despliegue policial. La provocación desencadenó la segunda intifada. La visita de Sharon hizo la luz para Arafat, que vio que los líderes israelíes tenían intención de negociar, sí, pero indefinidamente, es decir tenían la intención de negociar sin llegar nunca a ninguna meta, como ocurre ahora, como ha ocurrido siempre.

Arafat tácitamente autorizó la violencia desde la Muqata de Ramala, algo que según el biógrafo de Sharon Uri Dan acabaría costándole la vida. Abás, en cambio, no es un hombre de acción y sólo tiene delante dos opciones: aferrarse a la no violencia, sabiendo que ésta no servirá para nada, o dimitir.

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