Balagán

Legisladores

El ambiente en Israel sigue calentándose aunque ahora se ha abierto un pequeño debate acerca de la llamada 'violencia de odio'.

Después de una larga serie de ataques y profanaciones de lugares sagrados musulmanes y cristianos, tanto las autoridades hebreas como el Vaticano temen que la cosa vaya a más conforme se acerca la visita del papa Francisco, prevista para dentro de dos semanas.

Los medios israelíes informaban ayer de un nuevo incidente, esta vez relacionado con una pancarta que los franciscanos han colgado en la fachada de uno de sus edificios, cerca de la puerta de Yafa. En la pancarta hay una fotografía de Francisco saludando y una leyenda en tres idiomas (árabe, inglés y hebreo) que dice: 'Bienvenido a Tierra Santa'.

Haaretz informa que el ayuntamiento de Jerusalén ha requerido a la policía israelí a que inste a los franciscanos a retirar la pancarta.

La policía ha explicado a los franciscanos que la pancarta puede "inflamar las pasiones" y hacer que los judíos que están en contra de la visita cuelguen sus propios carteles contra Francisco.

Los franciscanos han decidido por el momento mantener la pancarta.

Pero este es un pequeño incidente en comparación con los crecientes incidentes que durante las últimas semanas se han multiplicado.

El escritor Amos Oz ha denunciado que esta violencia contra los palestinos y contra los adeptos de otras religiones responde a la incitación de los diputados israelíes; "ha-mejoquequim ha-leumanim", "los legisladores nacionalistas", ha sido la expresión que ha utilizado el escritor, a la que ha añadido el calificativo de "racistas", que lógicamente ha sido criticada por buena parte de la comunidad nacionalista.

Está por verse si el gobierno toma medidas para acabar con el fenómeno, como ha prometido pero no ha hecho, lo que parece difícil puesto que son el propio gobierno y sus "legisladores nacionalistas", en palabras de Oz, quienes incitan a la violencia, y lo hacen desde la infancia, en muchas escuelas, y no solo de los territorios ocupados, donde se educa conforme a valores religiosos y nacionalistas, a menudo fanáticos, que no contribuyen al entendimiento, sino a la división y a la hostilidad contra quienes son diferentes.

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