Cartas de los lectores

17 de agosto

Deuda familiar
A principios de 2007, Rodríguez Zapatero proclamó que el año 2006 había sido económicamente el mas exitoso de los habidos en el actual periodo democrático: teníamos ya dos grandes corporaciones en el club de los 110.000 millones de dólares, las empresas del IBEX-35 habían tenido un beneficio de 30.000 millones de euros, recibimos 51,9 millones de turistas, se registró un crecimiento de la economía del 3,8%, el superávit de las Administraciones públicas alcanzó el 1,5% del PIB, manteníamos la inflación relativamente controlada cerca del 2,5%, y la tasa de desempleo por debajo del excelente 8%.
Año y medio después, todo aquello parece haberse quedado en agua de borrajas porque falla el consumo interno. El Banco de España nos decía entonces que las familias españolas teníamos una deuda de 832.289 millones de euros, y que continuaba creciendo. La bonanza económica se repartió mal y los especuladores son ahora más fuertes que nunca.
Se supone que las capacidades personales y la libre competencia nos ponen a cado uno en nuestro sitio. El sistema funciona o, dicho de otra forma, siempre, en alguna parte, hay alguien que está todavía peor, y nos lo recuerdan constantemente para que sigamos confiando en ellos.
Luis Fernando Crespo / Alcalá de Henares (Madrid)

Falta de profesionalidad
Un profesional se debe a quien le paga. Jorge Garbajosa jugó media temporada en los Toronto Raptors de la NBA y luego se lesionó para el resto de la temporada. Desaconsejado por el equipo médico de los Raptors, sin estar recuperado jugó el europeo, donde se lesionó, por lo que se ha pasado la última temporada fuera de juego. Y ahora vuelve para jugar las Olimpiadas.
Los Raptors le han pagado dos temporadas y él solo ha jugado media. ¿Y cómo se lo agradece? Fichando por un club ruso. Increíble. Queda probado que en ningún momento ha pensado en su club, sino que ha hecho lo que más le convenía.
Samuel Diego Sánchez Ilustre / Redecilla del Camino (Burgos)

Cambio clamático
Según un artículo publicado por la revista científica Nature, la concentración de carbono negro en la atmósfera, resultante del hollín, es la segunda causa más importante del calentamiento climático después de las emisiones de dióxido de carbono.
El carbono negro es una sustancia que absorbe la radiación solar y no permite que la radiación reflejada por la superficie terrestre salga de la atmósfera, por lo que eleva la temperatura del planeta. Además, puede viajar largas distancias por la atmósfera terrestre en un recorrido en el que se mezcla con otros aerosoles, como nitratos, sulfatos y cenizas. Esta mezcla origina columnas de nubes marrones de 3 a 5 kilómetros de espesor que no dejan que la radiación solar visible llegue a la superficie terrestre, lo que daña el ciclo del hidrógeno y calienta la atmósfera.
Este hecho se ve agravado porque la mayor concentración del carbono negro se da en los trópicos, donde la radiación solar es mayor.

El hollín se forma con la quema de madera, por lo que son los hogares pobres que la usan los mayores contaminantes y los productores del cambio climático. ¿No les parece un cuento? ¿Cuantas generaciones han utilizado exclusivamente estos productos para cocinar, calentarse y asearse? Y hasta ahora no hemos sabido que llevamos miles de años contaminando ni que lo más natural sea lo más contaminante.
Domingo Martínez Madrid / Baños de Valdearados (Burgos)

Viajar sin prisas
Las autovías y autopistas han contribuido de forma decisiva a que nuestros desplazamientos sean más rápidos, cómodos y seguros. Pero, sin dejar de reconocer las ventajas de las vías rápidas, también podemos afirmar que nos privan, en parte, de disfrutar de los bellos y variados paisajes que nos ofrece nuestra privilegiada geografía.
Viajar sin prisas por carreteras nacionales y comarcales nos permite la posibilidad de acercarnos a la naturaleza, a las gentes y costumbres del lugar y, por supuesto, disfrutar de una gastronomía tan rica y variada como nuestro paisaje.
Aún recuerdo con emoción, cuando el tiempo tenía otra dimensión y tener un coche un privilegio, el recorrido de diez kilómetros que separan Antoñán del Valle (mi pueblo) de Astorga a lomos de un burro o caballo para ir al mercado de los martes. Un viaje que duraba dos horas, pero que de ningún modo se hacia monótono o aburrido, pues era toda una aventura viajar por caminos entre encinares y campos de centeno y, de vez en cuando, ver algún lobo, zorro, liebre o bando de perdices. Y qué decir de aquellas conversaciones interminables entre compañeros de viaje...
Lástima que, en estos tiempos que nos toca vivir, importe mucho más la meta que el camino.
Pedro Serrano Martínez / Valladolid

La calle Skid Row
Varios centros hospitalarios de California reclutaban a mendigos (esos fantasmas que la sociedad crea pero se niega a ver, y mucho menos a reconocer) a las puertas de un centro de acogida situada en la calle Skid Row. Una vez reclutados, procedían a su hospitalización previa imposición de una enfermedad ficticia, lo que les suponía a los Centros ingresos millonarios a cuenta del Estado. Médicos, enfermeras y director del centro de acogida se repartían los beneficios.
Estos señores se han paseado, y seguirán haciendolo, como ciudadanos de bien, dignos del saludo matutino y la idolatría popular. En cambio, el fantasma seguirá su camino de fantasma, sin el saludo matutino y con el rechazo vecinal.
No es una regla exacta eso de situar a las ratas siempre en las alcantarillas. Las ratas pululan por todos los rincones, y son las más peligrosas y dañinas aquellas que adoptan forma humana y viajan en lujosos autos que suelen aparcar a la sombra del árbol podrido que preside su hogar.
Son este tipo de ratas quienes se encargan de transmitir el tan extendido virus de la bajeza humana.
Francisco García Castro / Estepona (Málaga)

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