Cartas de los lectores

20 de diciembre

Puntualización
El 4 de diciembre la rúbrica el Ojo público estaba dedicada al entierro de una de las víctimas israelíes del mega-atentado terrorista en Bombay. Del texto de Antonio Avendaño que acompaña a la fotografía se desprende que un fanático ha sido asesinado por otros fanáticos, poniendo en el mismo plano a la víctima y al asesino, ignorando que las corrientes ortodoxas judías no son terroristas ni letales. No tienen fusiles, granadas ni cinturones explosivos.
Calificar de fanáticos a todos los judíos piadosos y compararlos –a todos– con quienes ponen las bombas es de tal bajeza moral que no merece mayores comentarios. Por cierto, la fotografía es extraordinaria.
Edwin Yabo / Portavoz de la Embajada israelí en Madrid

Agujeros negros
No son pocos los casos que se han dado de mala supervisión o complicidad entre empresa, cliente y auditoría, en los que se disimularon los agujeros negros que escondían las empresas a costa de vestir bien el valor del título en los mercados negociados. De esta forma, los directivos lograron sus beneficios extra anuales. Bueno, pues ya tenemos, de nuevo, otro timo piramidal, en esta ocasión del señor Madoff.
Y yo me pregunto, ¿hasta cuándo tendremos que aguantar esto ?
Antonio Casterá / Puerto de Sagunto (Valencia)

Cumbres infructuosas
Las cumbres que, como la última celebrada en Poznan, persiguen el objetivo de reducir las emisiones contaminantes siempre terminan en lo mismo: acuerdos de mínimos y aplazamientos. Mínimos que apenas se cumplen y aplazamientos que postergan
las soluciones.
Ante esta farsa llena de buenas intenciones y deseos incumplidos, los ciudadanos sólo podemos sentir desconfianza, desaliento y frustración. Mientras las emisiones aumentan de forma alarmante, las soluciones se aplazan de manera absolutamente irresponsable.
En este sentido, tenemos un serio problema. Y este es que todos los países quieren crecer y enriquecerse sin cortapisas; y que nadie, usted y yo tampoco, estamos dispuestos a renunciar a las posibilidades de consumo y disfrute que nos brindan la modernidad y el desarrollo.
Por tanto, tenemos ante nosotros un gran reto: vencer nuestras propias contradicciones. Desde el punto de vista más inteligente, responsable y generoso queremos salvar nuestra especie del desastre; y desde el más torpe y egoísta nos decimos: a los que vengan detrás, ¡qué les den!

Pedro Serrano Martínez / Valladolid

La discrecionalidad es la norma
Los internos, preventivos o penados mantienen una relación de especial sujeción con la Administración Penitenciaria. Según ha admitido la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, la garantía de sus derechos individuales está tutelada institucionalmente. Aprovechando esta circunstancia, las sucesivas Administraciones han entendido que las cárceles podían convertirse en una herramienta para la política partidaria, sobre todo, en lo que se refiere a la lucha contra el terrorismo.
En nombre de la conveniencia y la oportunidad política, han abundado las medidas excepcionales: se generaron soluciones extraordinarias para problemas creados artificialmente, forzando la normativa penitenciaria hasta extremos que pervierten su mandato.
En la actualidad, la Institución Penitenciaria –regida por la más absoluta discrecionalidad con dos reglamentos vigentes (de 1981 y de 1996)– necesita ordenar innumerables instrucciones, circulares, órdenes de dirección y otras disposiciones internas que inciden directamente en la situación de los internos.
Actualmente, se puede enviar a los penados a cualquier centro penitenciario sin tener en cuenta la cercanía a su lugar de referencia personal y familiar, ya que no existen criterios claros y objetivos para la selección del centro de cumplimiento. Por lo tanto, no es posible la tutela judicial efectiva al respecto.
Luis Fernando Crespo / Madrid

La educación, el mejor fertilizante
Las múltiples ocupaciones (profesionales, sociales y familiares) por un lado y la presión del ambiente por otro hacen que muchos padres, sin apenas tiempo para pensar, busquen recetas o trucos que les ayuden con la educación de sus hijos. Desgraciadamente, en temas como la educación, la barita
mágica no funciona.
No obstante, inconscientemente piensan que la educación puede reducirse a tocar una tecla y esperar el resultado. Pero todos sabemos que el ser humano es algo más complejo y que no se limita al principio de acción-reacción. En definitiva, para educar no valen las recetas.
Como agrónomo, puedo afirmar que las plantas crecen mejor cuando hay buena tierra, cuando esta se prepara antes de la siembra, cuando se cuida añadiendo fertilizantes y cuando se la riega.
De la misma manera, puedo decir, como educador, que las personas necesitan un medio adecuado para crecer y desarrollarse. Aunque he dicho que no hay trucos, si tuviera que recomendar alguno sería este: que los padres cuiden la relación con
sus hijos cada día.
Jesús Martínez / Girona

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