Cartas de los lectores

07 de marzo

El Vaticano y el cambio climático
La descontrolada invasión de construcciones, muchas veces irregulares, que proliferan por nuestras costas insulares y peninsulares no ha sido precisamente una buena influencia que favorezca la conservación del medio ambiente,
ni que permita regenerar la fauna o la flora.
Pero, como no teníamos bastantes aberraciones urbanísticas, ahora el presidente de la Conferencia Episcopal, Rouco Varela, pretende construir un minivaticano arrasando unos parques de la periferia madrileña, en vez de respetarlos como zonas de ocio y esparcimiento para generaciones presentes y venideras o, simplemente, conservarlos como un pulmón de oxígeno tan necesario para una ciudad tan contaminada.
Con el Vaticano de Roma ya es suficiente, no es una necesidad de primer orden establecer una sucursal en España. La Iglesia debe promover otros fines más acordes con la misión que Cristo les encomendó, como evangelizar sin coacciones ni condiciones
y socorrer y ayudar a personas carentes de mínimos para su subsistencia.
Desde los despachos no se llega al corazón y a los sentimientos de los ciudadanos. Si a tantos agentes que atentan, sin ningún reparo ni penalización, contra la Naturaleza le hemos de sumar las pretensiones eclesiásticas, ¡ que Dios nos coja confesados!
Francisco Pelayo Sánchez /Las Palmas de Gran Canaria

Los paraísos fiscales de la crisis
Los paraísos fiscales han conocido un desarrollo espectacular a partir de los años setenta, formándose en la periferia inmediata de los países industrializados de América del Norte, de Europa y de Asia. Aproximadamente, la mitad de ellos bajo bandera británica. Más de un quinto (23%) de todos los depósitos bancarios del mundo se halla en los paraísos fiscales.
De acuerdo con los cautelosos análisis del Tax Justice Network, entre 11 y 13 billones de dólares de capital de origen indeterminado y patrimonios de todo tipo están
escondidos en centros financieros offshore.
La economía financiera y especulativa parecía soportarlo todo, pero el fiasco ha sido absoluto y el rescate universal y concertado de la misma parece estar también llamado al fracaso, por lo que el G-20 ha incluido a los paraísos fiscales en su agenda. Sin embargo, no se trata de pedir cuentas sobre los abusos cometidos y ya capitalizados en los paraísos fiscales, sino de poner ciertos límites para que tal capitalización se lleve a cabo ordenadamente.

Esa es la nueva solución mágica: la compra de unos a otros y fusiones de las entidades financieras para aumentar su tamaño y capacidad de influencia, es decir, su capacidad para eludir los controles públicos y democráticos.
Luis Fernando Crespo /Alcalá de Henares (Madrid)

Contra la violencia de género
En la víspera del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, reafirmo con más contundencia mi rechazo al maltrato contra las mujeres, y todavía con más razón al observar la larga lista de mujeres asesinadas por sus parejas.
Es una vergüenza que millones de hombres estemos en entredicho por culpa de unos cientos de mal nacidos que se convierten en asesinos de sus parejas. La violencia de género es difícil y su erradicación compleja, ya que las leyes que se han aprobado en el Congreso para terminar con esta lacra de asesinos están siendo muy poco efectivas.
Al llamado macho ibérico que está dispuesto a matar a su pareja porque la considera de su propiedad y se intenta quitar él la vida después le importan muy poco las leyes de alejamiento, o que le pongan una pulsera, o que su ex pareja lleve a un policía de escolta. Estoy convencido de que, además de todos los compromisos de la sociedad y de la Justicia de nuestro Estado de Derecho habidos y por haber, es necesario un estudio de psicólogos y forenses expertos para que desentrañen lo que les pasa por la mente a algunos de estos asesinos que, antes de cometer el crimen, nadie sospechaba de ellos y, después de matar a su pareja e incluso a sus propios hijos, algunos acaban por quitarse la vida también.
Joaquín García/Getafe (Madrid)

El éxodo de las invisibles
Siete de cada diez mujeres que intentan llegar clandestinamente a España desde África sufren violaciones, vejaciones, maltrato y explotación. Su viaje, a través de las rutas del norte de África hacia Canarias o el Estrecho, puede durar una media de tres años desde su lugar de origen.
Por su condición, doblemente determinada por el hecho de ser pobres y mujeres, están expuestas a quedarse embarazadas por el camino, al sufrir violaciones. Un gran número aborta sin ninguna asistencia médica. Otras llegan a España en avanzado estado de gestación, para ser luego deportadas (y no siempre a su país de origen).
Ellas únicamente buscan unas condiciones de vida mejores. Huyen de las necesidades y de los conflictos bélicos en los que también son las víctimas principales. Buscan lo que cualquier ser humano anhela y necesita, pero se topan con la violencia y la incomprensión.
Sus derechos son invisibles, como ellas mismas. Y encima, la criminalización del inmigrante en nuestro país, que desatiende con frecuencia sus peticiones de asilo, ayuda a mantener esta violencia extrema contra las mujeres que llevan la sospecha impresa en el color de su piel.
Tuvieron la mala suerte de nacer en el lado malo del mundo y los del lado bueno no parecemos dispuestos a ayudarlas a cambiar su terrible destino. Las condenamos a permanecer invisibles, para no ofender nuestra civilizada sensibilidad occidental.
Antonio Martín Cascán /Zaragoza

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