Cartas de los lectores

15 de marzo

Esperanza Aguirre
Hemos oído tantas veces a los políticos pronunciar adjetivos como desvergüenza, escándalo o bochorno a la hora de calificar determinadas conductas de la oposición que, cuando esas mismas palabras son las adecuadas para definir como se merece un acontecimiento concreto, este no parece ante la opinión pública tan grave como es en realidad. Lo ocurrido con la comisión de investigación de Madrid en el caso de espionaje entre miembros del PP –presuntamente financiado con dinero público– resulta democráticamente inaceptable y se convertiría en motivo de verdadero escándalo en cualquier Estado de Derecho.
Al cerrar así la comisión, sin tan siquiera haberla entreabierto, la presidenta regional, en otro alarde de cinismo (y ya van unos cuantos), se ha burlado de millones de ciudadanos, tanto de los que se sienten representados en el Parlamento madrileño por las restantes opciones políticas, como por los que, simplemente, reniegan del uso de las malas artes en cualquier ámbito de la vida pública.
A mí, señora Aguirre, ni me gustan las prácticas de la dictadura castrista ni la utilización tramposa y en provecho propio de los órganos de gobierno democráticos.
Enrique Chicote/Arganda del Rey (Madrid)

Dignidad histórica
La dignidad de esos muertos sea la dignidad de todos, una parte pendiente, irredenta de la triste Historia de España, sin cuya solución este será siempre un país poco auténtico, con 150.000 cadáveres por los armarios o las cunetas, con uno de los mejores poetas de la lengua castellana de guardia en su barranco, como una herida viva en ese hondo sur, cuya abyecta burguesía no lo merece. Nada importa que la matanza afectase mayoritariamente a la pobre gente, a la menos capacitada económicamente para abordar por sus medios, sin coordinación, tan enorme empresa.
Nada importa que fueran asesinados por haber defendido la legalidad democrática de su época que, de haber sucedido su muerte en la otra Europa, la vencedora del fascismo, sus nombres hubieran llenado honoríficos memoriales. Nada importa que, por el contrario, los otros muertos, los del bando de los generales del crimen, lleven sufragados por el Estado –con el dinero de los impuestos de todos los ciudadanos– 70 años de honor por plazas públicas, iglesias y santorales católicos.
Nada importa: los sedicentes herederos del honorable Pablo Iglesias unen sus votos con los del partido de Fraga Iribarne para afrentar, una vez, más a tantos muertos, a tantas familias históricamente preteridas.
Francisco Redondo /Madrid

El sueldazo de Montilla

José Montilla reclama la congelación e incluso la reducción de sueldos de los trabajadores. Parece una broma: resulta que el político que tiene uno de los sueldos más altos de toda España pide a los demás mayor contención en los salarios.
El presidente catalán cobra un auténtico sueldazo de 170.000 euros, el doble que Rodríguez Zapatero y más que la mayoría de primeros ministros de toda Europa. En estos tiempos de paro y crisis, embolsarse esta cantidad desorbitada a costa de nuestros impuestos roza la inmoralidad. ¿Por qué no se aplica Montilla los sacrificios que exige a los demás y se recorta su tan escandaloso sueldo?
José Ginés/Barcelona

‘Desparasitar’
Después de asistir al bochornoso asunto de la comisión de los espías en la Comunidad de Madrid, he llegado a la conclusión de que, en este país, urge una desparasitación profunda e indiscriminada de los cargos públicos. Creo que en todos los sistemas democráticos existe un cierto nivel de corrupción que acarrea la falta de honestidad de algunos de los que acceden al ruedo político. Pero el espectáculo que nos acaba de ofrecer el PP, con Esperanza Aguirre a la cabeza, supera la categoría del esperpento. Dejando a un lado la ausencia de ética y la desfachatez de todos los personajes de este sainete pepero, mi propósito es hacer hincapié en una cuestión: la necesidad perentoria de que, ante la situación histórica excepcional que vivimos, nos demos cuenta de que esta gente no es viable en la escena política actual ni un día más.
La oposición ha tenido la oportunidad de purgar su casa y ha optado por barrer la basura debajo de la alfombra. Es cierto que existe más porquería escondida bajo los tapices de otros partidos políticos, pero la del PP empieza a levantarse como un tsunami y, como no pueden esconderla más, nos tratan como a estúpidos y niegan la evidencia. Atravesamos tiempos difíciles que necesitan de personas que tengan un compromiso de honradez y de lealtad hacia quienes les han elegido.
Antonio Martín/Zaragoza

Condenados agresivos
La mejor defensa es el ataque. Pero a veces este es demasiado descarado. Hay quienes, condenados por haber seguido imponiendo su ideología en las escuelas públicas, 30 años después de la Constitución todavía se presentan como víctimas de la misma persecución y acoso al que ellos han sometido a niños de otras creencias. Hay profesionales que viven del cuento instructivo, deleitable, útil. Pero estos viven del chantaje del cuento del terror, del miedo supersticioso a míticos lugares de ultratumba que ellos mismos han tenido que desmentir.
Quienes deseen que sus hijos padezcan esos terrores sobrenaturales –que también nos inculcaron a nosotros– son libres de enviarlos a sus escuelas confesionales, pero exigimos respeto a otras ideologías o creencias que consideramos más sanas y racionales, sin que impongan a nuestros hijos sus símbolos en las escuelas públicas.
Emilia Novas/Madrid

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