Cartas de los lectores

21 de marzo

Respuesta excesiva
Soy un estudiante de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, y estuve en la manifestación espontánea del 18 de marzo a las 20 horas por el centro de la ciudad en contra de la brutal actuación policial de aquella mañana (no era una protesta contra Bolonia, como se ha dicho).
Allí había profesores, personal de la Administración y personas que compartían nuestro horror ante las imágenes de la carga ante la Universidad de Barcelona, no sólo estudiantes.
La manifestación fue eminentemente pacífica, y constantemente se recriminó la actitud de la minoría violenta que lanzó objetos contra la Policía. ¿Cómo fue la respuesta de la autoridad? Desmedida y absurda: una cacería en toda regla por las calles del barrio de La Ribera, con agresiones y detenciones indiscriminadas. Yo fui agredido por la espalda cuando me alejaba solo y con las manos en alto para demostrar mi actitud pacífica.
¿Cómo es posible que una policía que se dice democrática tenga carta blanca? ¿Cómo puede estar formada por individuos capaces de actuar así? ¿Quién es el responsable último y qué va a hacer ante este despropósito?
Adrià Estivill Casas/Barcelona

Violencia policial
Tengo 60 años, soy catalán y me siento orgulloso de ello. Viendo la televisión y cómo han actuado los mossos sólo me cabe decir que hoy siento vergüenza, asco y, a partir de ahora, total desprecio hacia este colectivo. He visto cómo actúan y cómo pegan estos energúmenos con toda su fuerza y con una violencia extrema, que me recuerda tiempos pasados. Se cebaron en gente joven que, como única arma, llevaba un libro. Se veía perfectamente cómo salían de los coches corriendo y con la porra ya levantada, arremetiendo con lo primero que encontraban.
Golpes, empujones, pisadas, arrastres de chavales por el suelo, algunos cogidos por los pelos. Así han herido a transeúntes, periodistas, fotógrafos y hasta a un niño de 10 años.
¿En qué guerra se creen que están? Sólo eran estudiantes, que son el futuro de nuestro país. Espero que a los responsables se les pida explicaciones y se tomen medidas ejemplares.
Josep mata puig/El Prat del Llobregat (Barcelona)

Un ejemplo a seguir
Los trabajadores de Seat han dado un ejemplo de responsabilidad aprobando en referéndum, con el 65 % de su plantilla, la congelación de sus salarios a cambio de que 1.500 de sus compañeros no se tengan que ir al paro.
Esperemos que este gesto de responsabilidad ante la situación de crisis que está sufriendo nuestro país sea un ejemplo a seguir por los altos ejecutivos de las multinacionales, ya que las políticas neoliberales del capitalismo salvaje de libre empresa son las que nos han conducido al mayor fracaso financiero de toda la historia moderna.

Creo que el ejemplo de los trabajadores de Seat debe hacernos reflexionar ante la gravedad de la crisis; aunque no son los trabajadores los que han creado esta situación, hay que ser consciente de que, si sigue creciendo el paro, los que más lo sufriremos seremos los que menos poder adquisitivo tenemos.
La medida de la congelación de sueldos también debe hacer reflexionar a los altos cargos de las administraciones del Estado, de las comunidades autónomas y a algunos alcaldes y concejales de las grandes ciudades, ya que sus salarios pueden resultar ofensivos para la mayoría de los ciudadanos que pagamos sus sueldos con nuestros impuestos. En una etapa de emergencia nacional, en que se está incrementando el paro de forma alarmante, todos tenemos que arrimar el hombro, aunque lo tengamos gastado de tanto arrimarlo.
Joaquín García Mayo/Getafe (Madrid)

Aborto e Iglesia
Mucho criticar el tema del aborto, pero bien que callan los obispos sobre qué harían ellos con las mujeres que aborten de forma ilegal.
Si apelan al Código Penal en referencia a los delitos ecológicos, implícitamente defienden que se encarcele a las mujeres abortistas, eludiendo hacer declaraciones sobre tal cuestión.
Qué poco se quejan de lo cara que es la vivienda, del coste de las escuelas infantiles, de las dificultades de conciliación. Pero claro, para ellos la mujer debe estar en casa y no trabajando.
Vicenta García Marcos/Madrid

Palabra de Krugman
En los tiempos que corren, no hace falta ser muy lince para llegar a la conclusión de que las perspectivas españolas en el campo económico no van por buen camino.
Hasta nuestro ínclito presidente, optimista allá donde los haya, ha pasado, como impulsado por un resorte, de la más radiante de sus sonrisas a la más profunda aflicción.
La cosa no es para menos, pues, en su reciente visita, el insigne Premio Nobel de Economía Paul Krugman calificaba el panorama nacional pero que muy negro.
Y es que no ha sido para nada oportuna la presencia de este genio de las finanzas en un momento tan crítico como este, cuando todos somos conscientes de que la crisis nos persigue como si fuera nuestra propia sombra.
A pesar de ello y para que no nos terminen de hundir en el pozo sus sabias predicciones, quien más quien menos, no nos resistimos –de momento– a echar una ojeadita a los atractivos ofertones de viaje de la ya próxima Semana Santa, que comienza a llamar a nuestra puerta. Como dicen con mucha guasa los andaluces, allá los profetas con tan ominosos augurios y a vivir, que son dos días.
Asun Sánchez Ramos/Madrid

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