Cartas de los lectores

24 de marzo

Represión desmedida
No son suficientes las explicaciones y lamentaciones escuchadas al consejero de Interior de Cataluña, Joan Saura, con respecto al exceso de celo de los Mossos d’Esquadra en reprimir la manifestación anti Bolonia del miércoles pasado. No son suficientes, porque las escenas hablan por sí solas.
Bien es verdad que los estudiantes llevaban ya cuatro meses ocupando ilegalmente un ala de la universidad. Bien es verdad que, tras el desalojo, se unieron a la revuelta grupos ajenos, en principio, a esta protesta. Pero, aun así, no son suficientes las muestras de pesadumbre del consejero Saura, pues se repiten una y otra vez incidentes violentos relacionados con este cuerpo, algunos de ellos con sentencias condenatorias que condujeron a la instalación de cámaras en las comisarías, por ejemplo. Y esos son sólo los casos en los que ha habido ciudadanos con valor para denunciarlos.
Pensemos en los que han quedado fuera de la acción de la Justicia. Algo más debería hacer el Gobierno catalán y, en especial, Joan Saura, para controlar y evitar actitudes tan violentas por parte de esta fuerza policial, pues en ello le va supuestamente el prestigio a un consejero que se dice ecosocialista.
Xavier Muñoz/Madrid

Aclaración
Con respecto al artículo publicado el domingo 22 de marzo referido a los festejos taurinos, quisiera hacerles una aclaración por algunos datos incorrectos que recoge el mismo en relación a Manzanares El Real. La encuesta que estamos realizando en nuestro pueblo no es, en ningún caso, decisión del concejal de Izquierda Unida, ni de ningún otro, sino que es una apuesta firme de todo el Gobierno municipal que, en cualquier caso, nace de una iniciativa mía como alcalde de Manzanares El Real.
Ni el Gobierno municipal, formado por un cuatripartito integrado –de mayor a menor por número de votos en las elecciones– por 4 concejales del Partido socialista, 1 de Partido Popular, 1 de Unión de Manzanares El Real y 1 de Izquierda Unida, ni yo como alcalde y responsable de esta encuesta, la hemos planteado como un debate sobre el maltrato animal o la tradición, sino exclusivamente como un ejercicio de democracia municipal sobre las posibilidades reales para un pueblo como el nuestro de mantener ese alto coste económico o no, más aún en los difíciles tiempos que estamos viviendo.
Por eso, hemos dado tres opciones a los vecinos: mantener los festejos como hasta ahora, reducir el número y coste de los mismos o suprimirlos. Quiero recordar, además, que ni en el programa electoral con el que en el PSOE nos presentamos a las elecciones, ni ningún otro del Gobierno o la oposición, se planteó suprimir los toros, por tanto, he creído que, pese a que el planteamiento es puramente económico, un tema tan controvertido, por su arraigo en nuestras fiestas y que no entiende ni de siglas ni de ideologías, debía ser sometido a la opinión directa de los vecinos antes de tomar una decisión que será, asimismo, debatida y trasladada al tejido asociativo del pueblo.

Óscar Cerezal/Alcalde de Manzanares El Real (Madrid)

Más dinero para despedir
Las empresas españolas se quejan de que no tienen dinero, pero al menos tienen dinero para despedir. El año pasado se gastaron más de 342 millones de euros en indemnizaciones, casi un 80% más que en el 2007. Así no es raro que los empresarios pidan al Gobierno un contrato de indemnizaciones de 20 días en lugar de 45 días para trabajadores con contrato indefinido.
De ese modo se ahorrarían las empresas una gran pasta en indemnizaciones, pero los trabajadores verían reducido a menos de la mitad su derecho actual de compensación por quedarse en la calle, que a cierta edad ya es una condena perpetua. El siguiente paso de los empresarios será exigir al Gobierno que les subvencione los despidos y que estos no sean nunca improcedentes. El empleado puede convertirse en una propiedad del empresario. Mañana te contrato y pasado te despido sin que me cueste un duro. Ahora ya no se trata de invertir ni de contratar, sino de despedir. Los trabajadores, por nuestra parte, nos tenemos que despedir de una vida laboral estable.
Antonio Nadal/Zaragoza

Congelación salarial
Los trabajadores de Seat se congelan el sueldo durante un año. Parece un titular más, pero les confieso que a mí se me ha congelado la esperanza al leer esta noticia. Una noticia que me temo traerá cola y marcará un antes y un después. Y es que, de reivindicar un digno poder adquisitivo, hemos pasado de repente a pedir de rodillas que no nos quiten el puesto de trabajo, por muy indigno que este sea. Y no quiero ser mal pensado, pero en el espejo de Seat se van a mirar muchas otras empresas para desgracia de la clase trabajadora.
No sé si a ustedes les ha pasado lo mismo, pero cuando escuché la noticia me dije: ante este sacrificio de los trabajadores la empresa debe de estar encantada. Pues no señor. La empresa aún no está satisfecha. Quiere más. Quiere más sangre obrera a precio de saldo. Y es que son insaciables. ¿Cómo van a pararse ahora que tienen a sus presas acorraladas y asustadas?
Ahora es el momento de hacerlas claudicar. Ahora bien, queridos directivos insatisfechos: no olviden que, para jugar a su juego ventajoso, necesitan la colaboración de muchos perdedores que compren lo que ustedes venden. Y si a los perdedores ya no les queda nada que perder, a ustedes también se le congelaran las ganancias y, tal vez, la sonrisa.
Pedro Serrano Martínez/ Valladolid

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