Con negritas

¿Quién compra a Repsol el 20% de Sacyr?

Las negociaciones para la entrada de Lukoil en el capital de Repsol han perdido el brío que llegaron a tener a finales de otoño. En el mercado está muy extendida la impresión de que los rusos han perdido todo interés por la petrolera española. Sin embargo, hay quien sostiene que la operación se ha empantanado, pero no irremediablemente, y que el acuerdo todavía es posible.

Sacyr asegura que la última palabra sobre Lukoil no está dicha, a pesar de que los contactos entre ambas compañías no menudean desde antes de Navidad. El grupo de LUIS DEL RIVERO necesita vender cuanto antes el 20% que tiene en Repsol para aliviar el peso de su voluminosa deuda (18.000 millones de euros), y no va a tirar la toalla fácilmente, aunque el elevado precio que pide juega en su contra.

Pretende Sacyr que le paguen esa participación a 26,7 euros, es decir, a lo mismo que le costó hace algo más de dos años, a pesar de que la acción de Repsol ronda actualmente los 15 euros en Bolsa. Una prima tan alta estaría justificada si la compra llevara aparejada alguna ventaja adicional, que Del Rivero no está en condiciones de ofrecer, al menos en este momento.

Así se explica el creciente desapego de Lukoil, que tampoco ha obtenido demasiadas facilidades de los potenciales financiadores de la operación y a la que algunos dirigentes políticos recibieron a pedradas. Acontecimientos recientes, como la caída del petróleo y la discutida postura de Rusia en el conflicto del gas con Ucrania, han contribuido también a enfriar las negociaciones.

Darlas definitivamente por rotas no conviene en ningún caso a Sacyr y menos aún transmitir al mercado la sensación de que Lukoil es su único candidato. Por eso el grupo español insiste con vehemencia en que han llamado a su puerta algunos importantes fondos de inversión extranjeros, y por eso siguen apareciendo de vez en cuando nombres de posibles compradores, como ayer saltó a la prensa el del Sinopec, uno de los mayores consorcios petroleros de China.

El problema de fondo, en todo caso, sigue siendo el mismo que hace unos meses: ¿quién está dispuesto a pagar lo que Sacyr pretende que le paguen? Teniendo en cuenta, además, que obtener la financiación necesaria en unas condiciones aceptables no se encuentra, hoy por hoy, al alcance de cualquiera.

Renegociación de la deuda

Los acreedores de Sacyr, que en algún momento llegaron a creer que Lukoil sería su rey Midas, tienen plena conciencia de que la venta del 20% del Repsol puede ser imposible en las actuales condiciones, y se han puesto manos a la obra para renegociar la deuda de la constructora. Después de los quebrantos que han sufrido ya por culpa de la crisis del ladrillo, la eventualidad de sumar otro de esta envergadura sencillamente les aterra.

Efectos en Bolsa

Si a Sacyr no le viene bien aparecer como propietario de un paquete accionarial que nadie compra, para Repsol tampoco es una grata noticia porque puede perjudicar su cotización, que se animó bastante cuando salieron a la luz las negociaciones con Lukoil, por la perspectiva de una opa. Esa posibilidad nunca ha entrado en los cálculos de los rusos y se desvaneció el día en que La Caixa decidió no participar en la operación.

Una retirada a tiempo

Inicialmente, La Caixa quiso aprovechar la venta de la participación de Sacyr para desprenderse también de una parte de la suya y hacer caja. Sin embargo, renunció a sus planes ante la amenaza de una acción judicial si, en ese caso, no se hacía partícipes de la oferta a los minoritarios. Las presiones de una sector del Gobierno para que Lukoil se quedara con una porción lo más pequeña posible de Repsol también influyó en el ánimo de La Caixa. 

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