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Cajas de ahorros: una reestructuración a medias

Con el sprint de la semana pasada, prácticamente ha concluido la primera etapa de la reestructuración de las cajas de ahorros. Sólo faltan por despejar las incógnitas de Bancaja e Ibercaja y la fusión pendiente de BBK, la Kutxa y Vital. El resto son entidades pequeñas, que acabarán sumándose a los proyectos en marcha o quedarán como vestigios de la atomización del sector.

Pese a los movimientos que se han producido, la clasificación general continúa sin cambios en los dos puestos de cabeza. La Caixa y Caja Madrid retienen su liderazgo, aunque han desaprovechado la ocasión de reforzarlo. Su papel recuerda de momento a los coches escoba, cuya deslucida misión consiste en recoger a los corredores descolgados.

La única aportación de la Caixa al proceso será la absorción de Girona, que se había mantenido al margen del baile de las cajas catalanas. Mientras tanto, Caja Madrid va a poner en su órbita las de Ávila, Segovia, La Rioja, la Insular de Canarias y la Laietana. Aunque son cinco, en conjunto sólo aportan 35.656 millones en activos.

De ISIDRO FAINÉ y en particular de RODRIGO RATO se esperaba mayor ambición, pero el movimiento decisivo, aquel por el que sería recordada esta reestructuración, no ha llegado. Salvo, claro está, que guarden un as en la manga, que más les valdría descubrir pronto, porque el tiempo para solicitar ayudas del FROB acaba el 15 de junio, a no ser que se prorrogue el plazo.

Sin embargo, la Caixa y Caja Madrid todavía tienen la posibilidad de meter a fondo la cuchara en una fase posterior, que deberá abrirse sin duda. En la que está a punto de acabar, muchas entidades han conseguido eludir las pretensiones iniciales del Banco de España apuntándose a un SIP. Gracias a ello, su solvencia saldrá reforzada, evitando las servidumbres de una fusión convencional.

Pero esa no era la única razón por la que el agrupamiento de cajas resultaba aconsejable. También hacía falta que el sector se sometiera a una drástica cura de adelgazamiento tras participar en el indigesto festín del boom inmobiliario. Y el problema del sobredimensionamiento, a día de hoy, apenas se ha atacado.

Asignatura pendiente
A rebufo de la construcción, las cajas de ahorros expandieron sus redes notablemente en los últimos años. Ahora que ese negocio se ha deshinchado, algunos estudios apuntan a que pueden sobrar 35.000 trabajadores y más de 10.000 oficinas. Absorber semejante excedente en los tiempos que corren sería muy traumático, aparte de caro. De ahí que el Banco de España, muy a su pesar, no haya tenido otro remedio que abrir la mano.

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