Con negritas

La dudosa resurrección de Díaz Ferrán

A la multitudinaria asamblea celebrada ayer en Madrid acudió GERARDO DÍAZ FERRÁN visiblemente más ufano que a las anteriores reuniones de los órganos de gobierno de CEOE, sin duda convencido de haberse desembarazado del abrumador peso que lo lastraba.

Ya no es copropietario del grupo Marsans, fuente de la mayor parte de sus quebraderos de cabeza. Él y su socio de toda la vida, GONZALO PASCUAL, a falta de mejores ofertas, se lo traspasaron hace sólo doce días a ÁNGEL DEL CABO, un liquidador profesional de empresas que será el encargado de hacer la parte más sucia del trabajo.

Díaz Ferrán ha apagado también el último foco de resistencia interna que le quedaba. JESÚS BÁRCENAS, un vestigio de la época de Cuevas y uno de los pocos dirigente de la patronal que ponía en duda abiertamente su liderazgo, perdió la semana pasada las elecciones a la presidencia de Cepyme, donde optaba a un tercer mandato.

El Diálogo Social, en fin, aunque ayuno de frutos, está de momento finiquitado y la reforma laboral, ante la imposibilidad de un acuerdo entre empresarios y sindicatos, la ha impuesto el Gobierno mediante un real decreto que ayer mismo fue convalidado en el Congreso.

Sin embargo, ni todos estos frentes parecen definitivamente cerrados ni Díaz Ferrán ha regresado de ellos cubierto de gloria.
Marsans ha cambiado de manos dejando en la estacada a 45.000 clientes, con el futuro de sus trabajadores pendiente de un hilo (el nuevo dueño ha anunciado que pretende echar a más de la mitad) y al margen de sus principales acreedores, que son los bancos.

Para laminar a Bárcenas, el presidente de CEOE tuvo que movilizar toda su capacidad de influencia, poniendo en un aprieto a muchas organizaciones sectoriales y territoriales de la pequeña y mediana empresa. Aún así, tres de cada diez votantes le negaron el apoyo a su candidato, JESÚS TERCIADO.

Y el fracaso del Diálogo Social devalúa inevitablemente a la CEOE como interlocutor en este tipo de negociaciones, que a la postre justifican su existencia.

De ahí la sorpresa que causó ayer en muchos dirigentes de la patronal la aparente autocomplacencia con que Díaz Ferrán se presentó en la asamblea, a pesar de los muchos pelos que con todo esto se ha dejado en la gatera.

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