El desconcierto

Epílogo-prólogo de Sánchez

La reciente votación de la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados, que convalidó los seis decretos leyes de contenido social del Gobierno socialista, es el eje de la transición del epílogo del primer gobierno de Sánchez al prólogo del probable segundo gobierno Sánchez. Aquella sólida mayoría progresista parlamentaria que en junio le diera las llaves de la Moncloa al líder del PSOE, tras barrer la basura acumulada por el PP desde el otoño de 2011, volvió a hacer acto de presencia política para apoyar las últimas medidas gubernamentales. Es decir, antes incluso del recuento de votos del próximo 28 de abril, que sancionará probablemente la victoria del socialismo, Sánchez se reencuentra con sus apoyos parlamentarios.

Es un triple éxito de Sánchez. Parlamentario, electoral y político. La mayoría parlamentaria votó el epílogo del primer Gobierno Sánchez a la vez que el prólogo del posible segundo Gobierno Sánchez. La aprobación de los seis decretos leyes de la Moncloa, claramente sociales, justo antes de la campaña electoral contribuye a perfilar el papel progresista del Gobierno. Esa unidad sin fisuras del bloque gubernamental, pese a las críticas lógicas de los distintos grupos que la componen, junto con la nueva fragmentación del voto del bloque reaccionario, fortalece a la mayoría progresista. El contenido de esta media docena de decretos leyes desnuda la política social de las tres derechas.

Casado votó en contra de los seis decretos leyes sociales del PSOE, Rivera sólo contra tres. Signo muy evidente de la inexistencia de un criterio común en la oposición. Lo que benefició, como no podía ser de otro modo, a los fines de la Moncloa. La estrategia de  Pedro Sánchez, basada en la dificultad de la derecha de pronunciarse contra algunas medidas de hondo contenido social, no pudo encontrar una respuesta común. Mientras el Partido Popular pegó una patada al tablero de los decretos leyes, Ciudadanos optó por pegársela solo a la mitad del tablero legal. Una división de voto que, muy probablemente, recrudecerá las sistemáticas sospechas de Vox, secundadas por el Partido Popular, sobre un nuevo giro de la veleta de Ciudadanos hacia Ferraz.

El epílogo-prólogo de esta votación política se evidenció en los votos favorables de Podemos, PNV, PDCaT  y Esquerra. No podían votar en contra, hubiese sido un voto contra natura, pero que hayan rehecho su unidad de criterio, perdida cuando los Presupuestos Generales del Estado, es un indicio más que evidente de esta doble intencionalidad. Se votó sobre el ayer tanto como se votó sobre el  inmediato mañana. Hasta tal punto que incluso más de una de las intervenciones de los portavoces de los grupos parlamentarios iban acompañadas de inquietudes sobre la continuidad deseada de la mayoría progresista. Pese a estas palpables reticencias, nadie le negó a Sánchez este cheque en blanco.

Frente a estos seis decretos leyes sociales convalidados, que el PP rechazó por activa y Ciudadanos tanto por activa como por pasiva, a las tres derechas no les queda hoy más que apostar por el 155. Apuesta difícil porque la cuestión catalana, gracias a la política de distensión de Sánchez, está casi desaparecida de la agenda política. Ya ni siquiera el juicio a los líderes soberanistas catalanes, que continúa en el Tribunal Supremo, es seguido con interés por la opinión pública. Tras dos largos meses de vista oral, en los que las derechas esperaban sacar una buena rentabilidad electoral, parece claro que aquellas expectativas de radicalización no se han cumplido. Es la diferencia entre que gobierne Rajoy o Sánchez.

Todavía no ha concluido el epílogo-prólogo de Sánchez, concluirá cuando se confirme su victoria electoral en la noche del 28 de abril, y sería poner el carro político delante de los bueyes parlamentarios el concretar ahora la tipología del potencial segundo gobierno de Pedro Sánchez. Todo va a depender, claro está, de la correlación de fuerza parlamentaria en el conjunto de los partidos que le den la mayoría para gobernar. Aunque convendría precisar que una simple mayoría aritmética a veces puede ser del todo insuficiente y que, en ese hipotético contexto, habría que reforzarla con una clara mayoría geométrica que sumara calidad política a la cantidad numérica. Del epílogo del primer gobierno de Sánchez se desprenden lecciones políticas a tener en cuenta antes del prólogo del más que probable segundo gobierno de Sánchez.

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