Fuego amigo

No hagáis nunca lo que nos están haciendo aquí

Quizás sean las vacaciones, pero hoy he tenido un momento de debilidad y me he puesto optimista, sin que sirva de precedente. En Líbano hay una tregua que se va respetando más o menos. En Galicia se han apagado todos los fuegos. Ha muerto Stroessner, uno de los dictadores sanguinarios que todavía andaban sueltos. Y llueve, llueve mansamente por estas tierras. Aunque he visto por televisión problemas de avenidas de agua por culpa de las tormentas en algunos lugares de España, por aquí llueve para el campo y no para Fenosa, distinción certera que utilizan los campesinos para definir la intensidad de la lluvia: la torrencial arrasa con la superficie cultivable... pero llena los pantanos que gestiona Fenosa.
Hace unos días, en la crudeza de la guerra entre israelíes y las milicias de Hezbolá, tropezaba yo con la página en que el judío Primo Levi ("Si esto es un hombre") hacía una reflexión, desde el campo de concentración nazi donde estaba confinado, a las sociedades futuras, o sea, las de hoy: "Si desde el interior del campo algún mensaje hubiera podido dirigirse a los hombres libres, habría sido éste: no hagáis nunca lo que nos están haciendo aquí". Al ver las imágenes de la población civil atacada en su huida, el daño gratuito de bombardear las vías de comunicación y centros vitales por parte de los descendientes de aquellos que sufrieron el odio irracional nazi, me lleva a pensar qué fina es la raya que separa las fronteras de la razón y la sinrazón, qué largo es el olvido, que decía el poeta ("Es tan corto el amor y tan largo el olvido").

Por eso, bienvenida sea la tregua que quizá, en un descuido, podría ser aprovechada por los generales israelíes para leer a Primo Levi. A los pirómanos no pienso prestárselo, porque desde la Inquisición y el nazismo todos saben de la peligrosa facilidad de los libros para la combustión.
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(Meditación para hoy: Aquí en España, nuestro talibán favorito, el cardenal arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, no descansa. Si los musulmanes rezan aquello de "Alá es grande", el talibán Cañizares acaba de recordarnos que "es importante que Dios sea grande entre nosotros, en la vida pública y en la vida privada". Todos quieren a su dios cuanto más grande, mejor –¿pero no habíamos quedado en que el tamaño no importa?-. ¿Y cómo de grande lo quiere Cañizares? Pues como lo quieren todos los talibanes, ocupando el mayor espacio social: "En la vida pública es importante que Dios esté presente, por ejemplo, mediante la cruz en los edificios públicos". Y con gente así es con la que nos tenemos que sentar para hablar sobre el futuro de la asignatura de religión en el próximo curso.)

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