Fuego amigo

La calle es material inflamable

 

El secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, añora los tiempos en que Fraga Iribarne, siendo ministro del Interior, se declaraba propietario único de la calle. El homo antecessor de la derecha era consciente de que las revoluciones empiezan siempre en las calles, y no en los escaños de los parlamentos. Fue a raíz de los altercados de Lavapiés, ese emblema del Madrid zarzuelero, tomado hoy literalmente por población inmigrante que prefiere un trabajo remunerado y un trato de ciudadano de primera a ser carne de tonadilleras, chulapos y emperatrices, chulona mía.

 

A Francisco Granados, el Bautista encargado de preparar el camino de Esperanza Aguirre hacia Génova 13, ya empieza a inquietarle que los ciudadanos ejerzan la desobediencia civil para impedir desahucios o la identificación indiscriminada de inmigrantes sospechosos por su acento o su color de piel. Le gustaría encontrarse con que Zapatero ha hecho el trabajo sucio y con que Rubalcaba ha apaciguado los brotes de democracia callejera que tan nerviosos les pone.

 

Lo de Lavapiés, donde cientos de personas echaron de sus calles a una policía de comportamiento racista, ha sido para él un "ensayo o entrenamiento" para "el día en que Mariano Rajoy sea presidente del Gobierno". Con ello ya insinúa la estrategia de su partido: Rubalcaba, el candidato socialista, no solo es corresponsable del paro galopante, el lema de los próximos meses, sino también de hacer dejación de su labor de ministro del Interior, dejando "la calle en manos de personas que están incumpliendo la ley".

 

Juro que yo no pertenezco, ni por asomo, al gabinete de imagen y estrategia de Rubalcaba. Pero ahora que se descubre como un rojazo agazapado en el Consejo de Ministros, el terror de los banqueros, vamos, parece apremiante que cierre con su dimisión inmediata ese frente, ese trastorno bipolar en el que está sumido desde que es candidato de los socialistas a las próximas, muy próximas, elecciones. Porque él sabe que los ministerios de Interior se han gobernado siempre con la mano derecha, con o sin permiso de la mano izquierda.

 

Debería haber aprendido de Fraga que la calle es material inflamable, y que se acercan meses de alto riesgo de incendio.

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