Fuego amigo

La materia de la que están hechas las Bolsas

En mi juventud, entre los test para conocer de una persona su sentido del humor o de la trascendencia, la pregunta que más juego daba era la siguiente: "¿Qué harías tú si supieras que se acerca un meteorito colosal y que mañana se acaba el mundo?" Hoy no parece muy original, porque el asunto lo ha manoseado sobradamente el cine de Hollywood, pero por entonces daba mucho juego, sobre todo cuando ya se habían acabado las bebidas.

Los astrofísicos aseguran que es más difícil que un gran meteorito colisione con la Tierra que a Carlos Fabra le vuelva a tocar la lotería por cuarta vez. O que en la irresistible atracción que siente el novio de la duquesa de Alba por su anciana novia no tenga nada que ver su inmensa fortuna.

Hasta ahora estas cábalas me tranquilizaban, porque la ley de la probabilidad es más férrea que la de la gravedad. Pero ayer por la mañana, pegado a las radios y a las ediciones on line de los diarios, según se iban acumulando las noticias de los desplomes de todos los mercados bursátiles del mundo, se me iba poniendo el cuerpo con la rara sensación de que, ante nuestros estupefactos ojos y la impotencia de jueces y policías, a Fabra le había tocado de nuevo la lotería; o que la duquesa de Alba se casaba de tul, satén y encaje blanco en una ceremonia oficiada por Rouco Varela; o que un meteorito entraba directamente por las ventanas de Wall Street y rebotaba en la bolsa de Madrid. Puro Apocalypse Now.

Desagradablemente volvía a mi memoria la maldita pregunta: ¿Qué se puede hacer inmediatamente después de que todas las bolsas del mundo hagan Crac? ¿Quién conoce la solución?

La materia, como sabemos, no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y los físicos conocen muy bien en qué acabará transformándose la materia de la que estamos hechos nosotros y nuestros sueños. Pero cuando los mercados emiten ese sonido tan desagradable (¡crac!), ¿a dónde va a parar el dinero que contenían? ¿En qué se transforma? ¿O es que quizá en realidad las llamadas bolsas de valores no atesoraban ningún dinero y nuevamente era nuestra necedad la que confundía valor y precio?

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Meditación para hoy:

Os propongo un juego: que añadáis una coda a vuestros comentarios de hoy, para recordar viejos tiempos, con la contestación a estas dos preguntas.
1) ¿En qué invertiríais vuestro tiempo el día anterior al choque del meteorito fatal?
2) ¿Cómo reaccionaríais (además de llorar amargamente) al conocer que tras un crac global de la economía todo vuestro dinero, negocios y puestos de trabajo se han ido al carajo, y os quedáis sin un duro?

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