Fuego amigo

Las actas de la negociación con ETA

Ha terminado la primera parte del debate sobre el Estado de la Nación. Un debate que estuvo a punto de no celebrarse, pues horas antes supimos que la policía francesa había detenido a tres etarras armados de explosivos hasta los dientes, a los que se les suponía la tarea de cometer un atentado "sonado" con la intención de acaparar, protagonizar, si no anular, el debate parlamentario anunciado.

Y ya que la bomba de los etarras ayer no explotó (todavía) gracias a la diligencia policial, la onda expansiva del discurso de Mariano Rajoy volvió a golpear el Parlamento. Su discurso estuvo trufado de una mezcla de agresividad y desprecio hacia el presidente del gobierno, tal como viene haciendo en esta legislatura, aunque según él "he estado extraordinariamente prudente". Como muestra de su prudente talante le espetó a Zapatero que se comportaba como "un Subsecretario, que es lo que debería ser usted". Si no llega a ser por su actitud extraordinariamente prudente, lo rebaja a bedel de la tercera planta del ministerio de Agricultura.

En mi post de ayer me preguntaba, os preguntaba, qué ocurriría si Mariano rompiera el guión que le escribe la extrema derecha de su partido. La respuesta está en el viento, así que en tiempos de tempestades nunca llegaremos a conocerla, porque no es que la lucha antiterrorista forme parte de su acción de oposición, es que se ha desvelado como el único argumento que conoce, abrumado por las cifras de bonanza de la economía, por las leyes de marcado carácter social y de defensa de los más débiles, agobiado porque ha fallado en todas sus profecías apocalípticas. Tan seco está su pozo argumental que por primera vez no llegó a agotar el tiempo del uso de la palabra en su última réplica, vacío de ideas, tras dar vueltas mareantes al único argumento de su oposición.

El cenit, en su delirio obsesivo con el asunto de ETA, fue la pregunta con la que insistió hasta el final: "Entregue usted las actas de su negociación con ETA". Alguien podría pensar que se trataba de un conejo sacado de la manga en el último momento. Pero no. Lo repitió al menos tres veces a lo largo del discurso, como el matón que te suelta a la cara aquello de "eso no me lo dice usted en la calle". ¿Actas de la reunión con ETA? ¿Como las que habían desaparecido del ministerio del Interior cuando los socialistas llegaron al poder? ¿En qué cajón de qué residencia de lujo están las vergonzosas actas del gobierno de Aznar que reflejaban su ya famoso plan de bajada de pantalones ante la banda terrorista? ¿Cómo alguien que pretende ser la alternativa de gobierno puede pedir que se hagan públicas unas actas con materia tan sensible, secretas por su propia naturaleza, por elementales razones de seguridad?

El debate del Estado de la nación era la última posibilidad para Rajoy de presentarse como un hombre de Estado en esta legislatura. Una plataforma magnífica para haber expuesto a los españoles todo un ideario político alternativo, como un adelanto electoral de lujo. Pero lo dilapidó leyendo disciplinadamente de nuevo ese guión cansino y adulterado de la FAES, con la mirada fija en el pasado, como si hubiese llegado al convencimiento de que él ya no será el candidato del PP para unas próximas elecciones, cuyo adelanto suplicó insistentemente a Zapatero.
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Primera meditación para hoy: ¿No tenéis la impresión de que esa estrategia de quemar las naves es una forma resignada de dar la bienvenida a Rodrigo Rato?

Segunda meditación: Zapatero anunció una subvención de 2.500 euros por cada hijo nacido desde ayer mismo, como una medida más para favorecer la natalidad. Creo que fue una oferta estupenda en el lugar equivocado. El discurso de Zapatero ayer en el Parlamento, documentado, incisivo, contundente, no necesitaba de esa guinda con un tufo electoralista que apesta. No era el lugar adecuado ni añadió más enjundia a su sólida intervención. Me atrevo a decir que sólo metió ruido en una intervención desusadamente bien estructurada.
En fin, en cualquier caso, para celebrarlo voy a ver si mi chica sigue despierta y nos marcamos una paga extraordinaria para dentro de nueve meses.

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