Traducción inversa

Liberales

  Con los liberales  ocurre como con los poetas. Asegura Roberto Bolaño que su personaje Ernesto San Epifanio, en Los detectives salvajes, es capaz de establecer una taxonomía rigurosa "dentro del inmenso océano de la poesía". A saber: "maricones, maricas, mariquitas, locas, bujarrones, mariposas, ninfos y filenos. Las dos corrientes mayores, sin embargo, eran la de los maricones y la de los maricas. Walt Whitman, por ejemplo, era un poeta maricón. Pablo Neruda, un poeta marica. William Blake era maricón, sin asomo de dudas, y Octavio Paz marica. Borges era fileno, es decir de improviso podía ser maricón y de improviso simplemente asexual. Rubén Darío era una loca, de hecho la reina y el paradigma de las locas".

  Pues con los liberales viene a pasar lo mismo. ¿Cómo puede ser que reclamen para sí esa etiqueta gentes tan dispares como Obama,  Artur Mas, Esperanza Aguirre o Jiménez Losantos? Algo falla si, luciendo la escarapela de "liberal", se puede estar indistintamente a favor o en contra del aborto, a favor o en contra del laicismo, a favor o en contra de los derechos de los homosexuales. Me da la sensación, en este trance, que algunos personajes fundamentalmente de derechas prefieren usar esta etiqueta antes que identificarse como lo que son: conservadores, ultraconservadores o neoconservadores (táchese lo que no proceda). En su batalla con el lenguaje, incluso parieron aquel hilarante machihembrado que algunos  encorbatados -incapaces de  reconocerse en su auténtica ideología- masticaban dialécticamente a dos carrillos: "liberal-conservador" (sic).

  No creo que la izquierda debiera tolerar que los del otro campo se apropien tan alegremente del lenguaje.  "Liberal", además de un sentido economicista, tiene una noble carga de tolerancia progresista en la que muchos nos vemos identificados. Joan Fuster, el gran intelectual valenciano, solía definirse como "un liberal adicto al Manifiesto Comunista" y no había en ello la menor contradicción.

  Lo que no es de recibo es que alguien utilice ahora este hermoso concepto reducido a su peso en el mercado. Para la libertad se requiere no sólo un sistema económico no estatalizado, sino también la plenitud de los derechos civiles, el imperio de los valores ilustrados, la tolerancia con los nuevos fenómenos sociales. Y para los que sigan enredando, enfrentémoslos ante su espejo: ¿por qué te llamas "liberal" cuando quieres decir "facha"?

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