La trama mediática

Hay que apretar las filas

06-25.jpgAlgunos siguen preguntándose si "para esto ganamos una guerra". Convencido integrante de ese bando, Alfonso Ussía mostraba ayer en La Razón su malestar por la iniciativa prevista en la Ley de Memoria Histórica de conceder la nacionalidad española a los que participaron en las Brigadas Internacionales. "Las Brigadas Internacionales, como tales, no lucharon en España por la libertad y la democracia. Pamplinas", escribía el orgulloso nieto del dramaturgo ultraconservador Pedro Muñoz Seca. Su oposición, sin embargo, tenía como macabro atenuante la avanzada edad de los beneficiarios de la medida: "Claro, que en unos casos y otros, y por la edad de los brigadistas, la nacionalidad española les va a durar bastante poco, por no decir poquísimo. Y ese detalle es muy de agradecer". Siniestro, pero no por ello menos fiel al retrato que conocemos del escribidor.
Tampoco nos sorprenderá que el franquista retrospectivo Pío Moa alabe –y menos que lo haga en Libertad Digital– la política económica del dictador ferrolano. "La nueva política económica se debe, en definitiva, a Franco, mal que le pese a Rojo [se refiere al ex gobernador del Banco de España Luis Ángel Rojo]: los demás dieron cumplimiento a una decisión que no estaban en condiciones de tomar", sentenciaba ayer el ex grapo, después de incluir al caudillo entre los abanderados de una peculiar escuela de economistas: "Franco compartía las ideas económicas llamadas ‘castizas’ por Juan Velarde Fuertes".
Con la protección adecuada puede resultar hasta divertido leer a Moa, que ayer se multiplicaba y publicaba también en El Economista una columna llena de sulfúrico para el nuevo Partido Popular: "El PP rajoyano dejó de ser un partido de oposición para convertirse en partido de colaboración. Colaboración con un cambio de régimen ilegal, golpista desde el poder, el hecho más grave desde la transición, pues arruina la convivencia en libertad construida entonces", terminaba el ahora activista de la pluma su diatriba.

Opiniones como esa parecen confirmar el resultado de un sondeo entre los votantes del PP que ABC convirtió ayer en su titular de portada: "El congreso refuerza a Rajoy, pero el 70% cree que los críticos volverán a la carga".

Las lenguas del diablo

Quien realmente volvía a la carga en el interior de la cabecera madrileña del grupo vasco Vocento era Antonio Mingote. En su viñeta de ayer un niño hincaba codos frente a un libro, mientras a su espalda sus padres comentaban: "Estudia en euskera. Es una víctima del terrorismo aunque él todavía no lo sabe". Unas páginas más adelante, el flamante conductor de Diario de la Noche de Telemadrid, Herman Tertsch, nos daba una idea sobre la objetividad que podemos esperar de él en algunas cuestiones: "Nadie entiende que, en aras de ideologías etnicistas o tribales decimonónicas, en la España del siglo XXI se haya desatado un insólito pogromo contra la lengua española, organizado por instituciones del Estado y financiado con dinero público". Hemos dejado escrito aquí, hace unos días, que no hay nada que apriete más las filas a la derecha de la derecha que el fantasma rojo-separatista. Ahí lo tienen.

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