La trama mediática

Los SEAL hispánicos

Embutidos en uniforme de camuflaje con chorretones de caspa, los fantoches cavernarios juegan a imitar a los SEAL disparando balas de tinta. Apártense, que Alfonso Rojo, cow-boy de vía estrecha de ABC, tiene sed de sangre: "Yo también siento que a Bin Laden le dieran un balazo en el pecho y lo remataran con otro en la cabeza. Y lo siento, porque antes le tenían que haber pegado un tiro en las pelotas". Quiere ser Jack Bauer y le sale Torrente.

No es mucho mejor el intento de José Luis Alvite, que por un día deja sus ensoñaciones rijosas en La Razón y va de duro: "A mí lo que me preocupa de que hayan arrojado su cadáver al mar es que se les joda el estómago a los peces". A unos centímetros cuadrados de papel, César Vidal toma su metralleta de plástico y suelta una ráfaga que va de Washington a Barcelona, pasando por Andoain y Abbottabad: "Mientras los norteamericanos se han lanzado a las calles gritando su alegría porque ha desaparecido un terrorista, en estos pagos los nacionalistas catalanes de CiU, la ERC e IpC y los vascos del PNV lamentan compungidos que ETA no pueda estar en las próximas elecciones y a semejante orgía de desvergonzada obscenidad se suma nada menos que el PSC".

Barack frente a José Luis

Imposible, resistirse a la tentación comparativa. También sucumbe a ella Isabel San Sebastián, ataviada en El Mundo de Lara Croft oxigenada: "Obama ordena liquidar a Bin Laden sin pestañear, ni avergonzarse de ello, ni siquiera mentir sobre las torturas a otro terrorista que hicieron posible su localización. Zapatero negocia en secreto con ETA, engaña a su propio pueblo sobre esas conversaciones y pone en libertad a asesinos convictos y confesos".

Recién llegado en primera clase, el euroculiparlante del PP, Alejo Vidal-Quadras, deja en La Gaceta su lamento y su pesar porque las leyes españolas no contemplen el matarile sumarísimo. Un demócrata: "Es de esperar que los carniceros etarras sean conscientes de la suerte que han tenido al ser incluidos por el Estado español en el grupo de los meros transgresores de la legalidad vigente y como tales disfrutar de todos los derechos que nuestro ordenamiento asegura incluso a los criminales más contumaces y crueles".

Y para completar el juego de patriotas, el editorialista de Libertad Digital tranquiliza a Obama: La operación fue "impecable desde el punto de vista operativo, político y moral". Pues sí.

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