La CEOE propuso ayer, sin complejos, como se lleva en estos tiempos líquidos, un drástico abaratamiento del despido laboral con el pretexto de que las condiciones de contratación disuaden la creación de empleo. La patronal plantea que el despido improcedente pase de 45 a 20 días, y que el justificado quede en 12 días. Y para colmo del descaro, sugiere que, en el primero de los casos, el Estado asuma ocho de los días del coste. La CEOE se basa, una vez más, en la falacia de que el problema del empleo en España reside en la rigidez del mercado laboral y los costes de despido. Antes de la crisis, con condiciones incluso más estrictas, España creaba más empleo que Alemania, Francia e Italia juntos, y, tras el estallido de la crisis, es el país con más rápida destrucción de empleo de la OCDE. ¿Qué tipo de rigidez es esa que permite crear y destruir empleos de manera tan masiva? El Gobierno de Zapatero aprobó el año pasado un abaratamiento del despido, extendiendo en la práctica el improcedente a 33 días y el justificado a 20. ¿Han contratado por ello más los empresarios? Mientras la CEOE aprieta con las demandas, sus solícitos analistas de cabecera establecen comparaciones entre la rigidez laboral en España y el supuesto paraíso de la flexibilidad en los países nórdicos. ¿Por qué no añaden que un trabajador danés gana de media el doble que uno español? ¿O que el sueldo medio en Dinamarca ha aumentado casi el triple que el español en los últimos años? ¿O que, si queda en el paro, un ciudadano danés cuenta con la red de un Estado del bienestar que no soñaría uno español? El debate sobre el empleo merece más sensibilidad y honestidad intelectual.