Salud en positivo

La bolsa o la vida

Ilustración: Verónica Montón Alegre
Ilustración: Verónica Montón Alegre

Frente a esta pandemia desde los distintos países se están adoptando dos hojas de ruta bien distintas. Hay dos modelos de actuación. Se puede bajar los brazos frente al coronavirus, asumir un número considerable de muertes, quedarse en la declaración de intenciones, y optar por priorizar y proteger la economía en mayor medida que la vida de las personas. O, al contrario, como ha hecho la gran mayoría de países, optar por adoptar medidas de choque que, indudablemente, tienen un impacto económico muy alto. Paralizar de facto un país, buscando contener la velocidad de expansión de una pandemia para que el sistema sanitario no se vea colapsado por el pico de demanda, es una medida de excepcional complejidad y de tremendas consecuencias. Se adopta basada en que la alternativa, la saturación del sistema de salud, generaría un terrible efecto: no poder atender a pacientes graves y, por tanto, arriesgarnos a que mueran.

La pandemia comenzó hace 3 meses y la evaluación de las medidas adoptadas por otros países tiene muchas limitaciones, pero parece ser que las medidas de aislamiento han dado resultado: cierre de colegios, teletrabajo, cierre de espacios sociales y de ocio, cierre de comercios que no son de primera necesidad, limitación de movimientos... Estas medidas protegen fundamentalmente a los colectivos más vulnerables de la sociedad: mayores y pacientes con enfermedades crónicas. La enfermedad, el Covid-19, afectará en mayor medida a las personas más vulnerables en salud y en recursos; a las personas con más problemas económicos que ya sufren discriminación o exclusión. Para ellas, vivir semanas en aislamiento social, será mucho más duro que para los demás, y enfermar será más peligroso que para el resto.

Se enfrenta la estrategia neoliberal con la solidaridad y la protección del bien común. Los gobiernos de los diferentes países en el planeta están eligiendo priorizar entre minimizar la tasa de morbimortalidad o la caída de la economía. La elección se puede resumir en la frase: "la bolsa o la vida", aunque en realidad no habría por qué elegir.  ¿Proteger la vida y o la economía son decisiones excluyentes? ¿la elección economicista se hace pensando en proteger a la población más vulnerable o a la mejor posicionada? ¿Cuál es la decisión ética? Evidentemente se puede proteger la salud y la vida de la ciudadanía, y en paralelo no descuidar la economía, sabiendo que en el día después de la superación de la pandemia, la economía tendrá importancia. Pero sabiendo también, que el dolor por las muertes siempre será mayor que por las pérdidas monetarias. Sin embargo, para quien esté especialmente preocupado por las cuestiones económicas, cabría preguntarse, ahora ya, si las muertes afectarán por igual a todas las personas o se cebarán en los estratos sociales más humildes. A su vez, en el día después, las consecuencias económicas también recaerán con mayor furia sobre las personas con escasos recursos.

Las cuestiones fundamentales a resolver son: ¿qué tipo de sociedad somos?, ¿qué sociedad queremos ser? Apostamos por la opción más solidaria, más equitativa y más justa. La que intenta reducir los daños y salvar más vidas.  Apoyando la sanidad pública y universal. Apoyando la investigación. Por la opción que tiene sentido de la colectividad y que hace progresar a las sociedades.

Hoy, la ciudadanía de cualquier lugar del mundo necesita, más que nunca, a la comunidad científica, a las y los trabajadores de la sanidad, pero también necesita liderazgos políticos capaces de poner orden en el caos que despierta el pánico a lo desconocido y ante las adversidades. Unos liderazgos que consideren la vida de las personas como el bien más preciado, por encima de la economía, es una premisa indispensable en cualquier estado de derecho.

La OMS critica a los países que no están tomando medidas urgentes y agresivas contra la pandemia del Covid-19. Además, está advirtiendo desde hace tiempo, del peligro de pandemias y de que los países con mayor cohesión social y sistemas de salud públicos fuertes y universales tienen mayor capacidad de respuesta. En España, afortunadamente, tenemos una Sanidad Pública y Universal que nos protege. La vida es nuestro bien más preciado, la salud un derecho, y para el día después de la crisis sanitaria ya hay dispuestas medidas y fondos para reflotar la situación económica.  Esto no significa que el momento que vivimos esté siendo más sencillo o fácil de superar que en otros lugares, pero sí que lo estamos haciendo todas y todos juntos y sin dejar a nadie atrás.

Por último, cabría preguntarse algo más... En el planeta ¿la humanidad aprenderá de esta crisis o una vez pasada nos limitaremos a recoger los pedazos para que todo siga igual?

FIRMANTES DEL BLOG

  • Carmen Montón. Ex Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social. Embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos.
  • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ex Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social
  • Isabel González.  Médico radiólogo. Ex Jefa de Servicio de Radiología. Ex Profesora Asociada de Radiología Universidad Miguel Hernández de Elche. Ex directora Gral. de La Alta Inspección de la C. Valenciana. Ex Gerente de los Departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
  • Rafael Sotoca. Médico de Familia y ex director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
  • Begoña Frades García. Psiquiatra y Jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ex responsable de la oficina autonómica de salud mental.
  • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y ex jefe de servicio de enfermedades infecciosas, emergentes e importadas. Ex Profesor Asociado del Departamento de Medicina de la Universidad de Valencia. Ex Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia
  • Ana BonedOmbuena. Técnico Superior de Salud Pública de la Consellería de Sanitat Valenciana. Máster en salud pública por la U. de Harvard y especialista en medicina familiar y comunitaria.
  • José Antonio López Cócera. Enfermero especialista en salud mental miembro de la comisión nacional de la especialidad
  • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Exdiputada.
  • Pere Herrera de Pablo. Especialista MFYC. Médico SAMU. Exdirector Servicio Emergencias Sanitarias CV
  • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina. Especialista en MFYC y en Análisis Clínicos. Ex gerente del Departamento de salud de Alcoy.
  • Aurelio Duque Valencia. Médico de Familia y Comunitaria. Expresidente SoVaMFiC
  • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar.
  • Juan Domene. Médico Inspector. Servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ex gerente del departamento de salud Arnau de VilanovaLliria.

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