Pato confinado

Pon el hashtag de #lentejas en tu dieta

Lentejas.
Lentejas. Foto: Matthias Lipinski/Pixabay

Y de pronto las #lentejas se convirtieron en trending topic. Ocurrió en la red social de TikTok, y parecía una noticia fabulosa. En miles de vídeos muchos usuarios añadían el siguiente tag: #lentejas. En cualquier cosa, sin venir a cuento, sin hablar de comida, sin importar la temática. Solo la almohadilla de la legumbre. Un misterio.

Fue, por un momento, maravilloso... Como cuando lees que es trending Shakespeare o Cervantes en Twitter, y no Toni Cantó o Abascal. La humanidad volvía al camino. Había esperanza. La felicidad de los nutricionistas tuvo que ser en esos días masiva. Los adolescentes se pirran por las #lentejas, pensaron. ¡Lo hemos conseguido! Petite Mort, orgasmo. Llevaban tanto tiempo invirtiendo en esto, predicando en el desierto. Nunca habían sido tan populares desde que el hijo pródigo de Abraham regresara a casa y pidiera aquel plato de lentejas en la Biblia. Por fin las legumbres estaban triunfado en esa red de jóvenes a los que acusamos de malnutrición, de obesidad precoz... de insensatos que se alimentan solo de galletas y azúcar.

La vida es un sueño, sin embargo. Pronto aparecieron las noticias de que ese tag o etiqueta no se refería a las lentejas auténticas. Los estudiosos de internet publicaron distintas teorías, pero una cosa estaba clara: las lentejas de TikTok no se comían. Bajón. Coitus interruptus en la consulta nutricional. Cefalea orgásmica, más bien. Las lentejas seguían siendo unas parias dietéticas...

La etiqueta de #lentejas de TikTok no era más que una de esas bromas de Internet que los baby boomers jamás podrán comprender. Modas absurdas. Cosa de bulos: si pones esa etiqueta en la red, decían, tus vídeos tendrán más visualizaciones. Feliz Día de los Santos Inocentes, respondieron los encargados de la red social (parece que fueron ellos quienes iniciaron la locura). ¡Toma #lentejas!

Pena. Porque hubiera sido #fabuloso. Las lentejas son un alimento estupendo, y están indicadas para niños y adolescentes (el público mayoritario de dicha red social). Vamos aquí a defenderlas. Merecen un hashtag propio, real. Merecen ser las Rosalías, las motomamis de los estofados. ¿Razones? Muchas. Infinitas. Artillería. Agachen las cabezas... que venimos armados de razones...

Razones para poner el hashtag de #lentejas

#Lentejas... son un cultivo milenario

Hablamos de uno de los cultivos más antiguos del mundo. Han superado más modas que la pizza, el poké bowl o los batidos detox. Cultivadas, se cree, desde hace unos 8.000 años atrás, procedentes de Oriente Medio, migrantes luego hacia el Mediterráneo y Asia.

La agricultura comenzó con las lentejas. Nada menos. Legumbres y otros vegetales, como el trigo y la cebada, cimentaron la base la civilización. Sin estos alimentos no hubieras tenido nunca un iPhone, ni redes, ni nada de nada, solo #hambre. Fueron muy apreciadas en el Antiguo Egipto, siendo la base de la dieta de los obreros de las pirámides. Se consumieron en Grecia y Roma, con castañas, hervidas o en purés. Sí, los antiguos ya dippeaban el hummus desde mucho antes de que a nadie se le ocurrieran las etiquetas de #realfood. Las legiones romanas las introdujeron en la península ibérica. La palabra lenteja proviene del latín lenticula, que significaba 'pequeñas lentes' o 'lentillas' (diminutivo de lens).

#Lentejas... no causan melancolía

Tuvieron mala fama. Los médicos antiguos creían que las lentejas causaban melancolía, es decir, depresión o locura. El romano Plinio dijo que dañaban la vista. Juan de Aviñón, en su Sevillana Medicina (1380), dictaminaba que eran "malas y melancólicas". Otros dijeron que producían la lepra o que eran alucinógenas. Eran el tabaco de la época. Se trataba, además, en la Edad Media y el Siglo de Oro, de una comida de pobres.

En El Quijote, nada menos que en su presentación, solo unas líneas más abajo de aquel célebre inicio de "En un lugar de la Mancha...", se dice que el hidalgo las tomaba todas las semanas; los cervantistas intuyen que los lectores de la época comprendían rápidamente el gag, el golpe cómico: Quijote tenía que estar por esta razón majareta. No obstante, la verdadera locura fue pensar que estas magníficas legumbres eran venenosas.

Estamos hablando de un alimento muy potente a nivel nutricional. Mitigaron el hambre de generaciones enteras (los pobres en España siempre fueron "melancólicos"). Y aún así, algunos las siguieron creyendo "pestilentas", o las llamaron "comida de viejas". No de "abuelas": ¡de viejas, brujas, desdentadas...! El tipo de lentejas de entonces, es verdad, era distinto al actual, más pequeñas y oscuras, y criaban parásitos. Poco apetecibles...

#Lentejas... te alimentan, y mucho

¡Oh, yeah! Sin duda alguna. Estamos en el fabuloso reino de las legumbres, hoy entronizadas como uno de los alimentos más saludables y completos que existen. Energía y salud a partes iguales. Al contrario que Plinio, hoy sabemos que las humildes lentejas tienen algo así como superpoderes. Para empezar están cargadas de fibra. ¿Y para qué sirve la fibra? Es elemental, básica, pues previene de enfermedades como la diabetes, el colesterol alto, el estreñimiento, es necesaria para el tracto intestinal, y protege frente a la aparición de algunos tipos de cáncer. Casi nada.

Son una fuente de energía limpia (más saludable que grasas o azúcares). Destacan por su aporte energético, y son ricas en proteínas de alto valor biológico. Son fuentes de hidratos de carbono sin casi grasa. Reducen los niveles de azúcar en la sangre. Constituyen una dieta ideal para niños, adolescentes y personas que realizan actividad física. ¿Y qué nos ofreces tú... pizza?

#Lentejas... si eres vegetariano o carnívoro

Por su aporte nutricional están especialmente indicadas para las dietas vegetarianas. Contienen casi todos los aminoácidos esenciales (los que están presentes de manera natural y completa en productos como la carne y que son necesarios para el organismo, los ladrillos de las proteínas).

Sí que es cierto que tienen un poquito menos de aminoácidos como la metionina. Por eso se recomienda -para completarlas y que tengan el mismo efecto que un chuletón- mezclarlas con arroz. La baja cantidad de metionina y cisteína presente en las lentejas las compensa el cereal y a la inversa. Son además ricas en potasio, un importante mineral para el sistema nervioso y que regula la presión arterial. Debido a la presencia de vitaminas del grupo B y de otros minerales, como el zinc o el selenio, aportan un efecto antioxidante: mitigan el envejecimiento.

#Lentejas... si tienes anemia

Son muy ricas en hierro, y por eso los nutricionistas las recomiendan para prevenir anemia (especialmente en las dietas vegetarianas), o incluso para prevenir infecciones vaginales. Si las mezclas con alimentos que aporten vitamina C, como el perejil, estos facilitarán la absorción del hierro. No obstante, si se padece artritis, artrosis, arterioesclerosis y gota, no son aconsejables, debido a la cantidad de ácido úrico y purinas de su composición.

#Lentejas... son un mundo multicolor

Actualmente tenemos múltiples variedades en el mercado, algunas con nombres tan sugerentes como "beluga" (por su parecido al caviar de beluga). Distintos tamaños y colores. Las hay pardas (como la pardina y castellana), amarillas (rubias), blancas (como la urad dal india), negra (beluga), rojas o naranjas (masoor dal), verdes (como la verde de Puy francesa)...  Algunas es mejor ponerlas en remojo doce horas antes de cocerlas y otras no necesitan hidratación previa, como las rojas. Son superadaptativas. De ensaladas a purés, pasando por estofados, guisos o lasañas. Es imposible que no encuentres un plato a tu gusto.

Receta de ensalada de lentejas con calabaza.

Receta de dal indio.

Receta de sopa de lentejas griega.

Receta de la lasaña de lentejas.

Receta de lentejas estofadas con verduras.

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