Salud en positivo

Asaltavacunas

Ilustración de Verónica Montón Alegre.
Ilustración de Verónica Montón Alegre.

Llega la vacuna y con ella, además de la natural alegría y cierto respiro de alivio, aparecen las imágenes de los primeros ancianos vacunados en residencias. Hasta aquí, salvo la lentitud en la administración de estas primeras dosis, todo parece desarrollarse según lo previsto. Pero una y otra vez se demuestra que  la previsión no es lo nuestro y salta la noticia: familiares y un sacerdote de una residencia en Madrid  se vacunan para evitar que se pierdan las dosis preparadas, el revuelo dura unos días y cuando casi nos habíamos olvidado aparecen los primeros políticos vacunados – alcaldes- y esto ya estimula  los titulares y si, además, son de diferentes partidos la guerra mediática está servida y vuelve a quedar en segundo plano que médicos jubilados de Madrid también se vacunan. Todos ellos saltándose   los grupos que han sido bien categorizados por el Ministerio de Sanidad en diciembre.

Lo curioso de esta situación es la crítica al hecho (abuso de poder) y no a la causa que no es otra que la falta de planificación, lo cual no exime del abuso cometido, pero que debería ir seguido de la exigencia de responsabilidades por no haber dado instrucciones claras sobre cómo actuar con las dosis que no se han inyectado.

Y en medio de este revuelo vamos subiendo en el escalafón. Saltamos de familiares y alcaldes a un Consejero de Sanidad y esposa y como buen jefe paternalista, los míos también, altos cargos y funcionarios de la Consejería. Además de saltarse el protocolo establecido justifica el hecho en su titulación, médico, y en la transparencia... ahora resulta que esto de la transparencia se ha convertido en el salvoconducto que permite saltarse cualquier norma.

Abuso de confianza

Pero volviendo a la vacunación. Qué sencillo y comprensible resultaría contar aquello que todos sufrimos y entendemos: "miren ustedes, me he vacunado porque tengo miedo y además lo tenía ahí, a una llamada de teléfono.", esto humanizaría al personaje, muchos pensarían: en su situación ¿no lo habríamos hecho? Pero la cuestión no es esa. Lo grave de la situación es que los máximos responsables en la planificación y que deben velar por la administración de las vacunas a las personas, en este caso, con mayor riesgo: a los que nos cuidaron siendo niños y a los que nos cuidan a lo largo de nuestras vidas, se las han hurtado dejándolas desprotegidas. No han utilizado excedentes sino vacunas, más de cuatrocientas, que tenían otro destino: los profesionales sanitarios, y lo hicieron porque podían, en un claro abuso de poder y de confianza.  Una forma más de corrupción.

Las noticias se suceden y unas horas más tarde el Consejero dimite, horas de un llamativo silencio del PP que sólo ha roto el señor Egea para decir que no iban a solicitar la dimisión de Villegas, Consejero de Sanidad, aunque previamente afirmó en un tuit "primero se vacunan los del PSOE, después el resto" y  pidiendo la dimisión de los alcaldes que se había vacunado, los de PSPV no los del PP, faltaría más, los primeros ya están suspendidos de militancia.

El presidente murciano va más lejos y suelta la siguiente incongruencia: la actuación del consejero ha sido "intachable", agradeciéndole su trabajo, lealtad y generosidad. Sin embargo, los acontecimientos demuestran lo contrario: no ha hecho bien su trabajo, ha sido desleal con los profesionales por los que debe velar y además tacaño, de generoso nada, 400 sanitarios se han quedado sin vacunas. Si eso es lo que piensa el presidente murciano, quizá debería irse también, pero discretamente, por la puerta de atrás, sin ruido. No es persona de confianza para la ciudadanía y la confianza, señores de la política, es una necesidad emocional básica de los seres humanos y más en estos momentos de miedo e incertidumbre.

Firma del Post:

      • Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira).

Forman el Foro Ágora Salud:

      • Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.
      • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.
      • Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
      • Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.
      • José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.
      • Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
      • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.
      • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.
      • Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.
      • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.

Ilustra el blog:

      • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar.

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