Salud en positivo

El rol de la familia en la prevención de conductas sexuales de riesgo

Ilustración de Verónica Montón Alegre.
Ilustración de Verónica Montón Alegre.

Uno de los retos de la sociedad española en el ámbito de la educación integral se centra en encontrar estrategias eficaces para implementar con éxito una educación afectivo-sexual efectiva. El funcionamiento familiar disfuncional, la falta de concienciación sobre la salud sexual y reproductiva y la pornografía se identifican como tres de los principales factores de las relaciones sexuales de riesgo en las etapas de la infancia y la adolescencia, con todas las problemáticas de salud que dichas prácticas llevan consigo (Panting et al., 2019). Concretamente, el abuso de sustancias, los problemas de salud mental y los conflictos entre padres e hijos se han asociado a una mayor presencia de problemas externalizados de conducta. Entre los mismos se reseñan las prácticas sexuales de riesgo (Jensen, et al., 2014).

Los padres y las madres son clave

Los padres y las madres ejercen una influencia importante en la educación afectivo sexual que reciben los menores de edad. Sus actitudes e implicación en la educación afectivo sexual, inciden sobre la capacidad de respuesta del adolescente ante los problemas emergentes en su interacción con los medios de comunicación e internet (Davis et al., 2019). Además, los medios de comunicación son potentes agentes de socialización sexual en los adolescentes y pueden contribuir a fomentar la actividad sexual temprana y/o arriesgada cuando los padres no se comunican de manera efectiva con sus hijos al respecto.

Programas de prevención familiar

Desde el punto de vista de la prevención, los programas de prevención familiar basados en la evidencia han demostrado su eficacia en la prevención del abuso de sustancias y otros comportamientos de riesgo (Ballester et al., 2018). La implicación parental, así como el trabajo sobre las actitudes y las creencias parentales acerca de la necesidad y efectividad de educar afectivo-sexualmente a sus hijos también incide en la efectividad de estos programas. Los jóvenes cuyos padres ejercen un rol activo en la educación afectivo sexual, muestran mejores resultados en los efectos de estos programas. De hecho, la falta de implicación parental se define como uno de los principales riesgos para la eficacia de este tipo de programas (Nevot-Caldentey et al., 2019).

El juego e Internet

La utilización del juego (D'Cruz et al., 2015) o de dispositivos digitales e internet como base para las intervenciones familiares en salud sexual (Guilamo-Ramos et al., 2015), representan una oportunidad innovadora para conectar a padres y adolescentes en situación de riesgo. Sin embargo, también ponen al descubierto la necesidad de tomar en consideración algunos factores importantes como la incomodidad respecto a que los padres utilicen las tecnologías, las diferencias generacionales en el uso de las mismas y la calidad previa de las relaciones entre padres y adolescentes, etc. que pueden constituir un obstáculo en las intervenciones en línea. La combinación de diversos sistemas de aprendizaje permitiría superar estos factores.

Formación de los profesionales

Otro de los aspectos clave en el desarrollo de programas basados ​​en la evidencia es la formación del formador de las familias en contenidos afectivo-sexuales. Una de las principales barreras con las que se enfrenta el formador es el miedo a la respuesta de los padres y de los mismos adolescentes. La gestión y superación de estas barreras pasa por una amplia formación de los profesionales, tanto a nivel de conocimientos como de competencias para abordar un currículum sobre educación afectivo sexual (Barr et al., 2014).

Firma del Post:

      • Carmen Orte Socias. Catedratica en Universidad Islas Baleares IP Grupo GIFESç
      • LLuc Nevot-Caldentey. Investigadora Grupo Gifes en Universidad Islas Baleares

Forman el Foro Ágora Salud:

      • Carmen Montón es embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.
      • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.
      • Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
      • Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.
      • José Antonio López Cócera es enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.
      • Isabel González. Médica radióloga. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
      • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia.
      • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.
      • Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.
      • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.

Ilustra el blog:

      • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar.

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