Salud en positivo

Imágenes de una pandemia

Ilustración: Verónica Montón Alegre
Ilustración: Verónica Montón Alegre

Cuando nos ponemos a escribir este artículo, han pasado más de dos meses de la llegada del nuevo coronavirus a España, y da la impresión de estar narrando unos escenarios de pesadilla que hasta hace poco no habríamos creído posibles.

Las secuelas (y lecciones) del violento ataque de la covid-19 ahí están. Cuando los tiempos en los que vivimos hayan quedado atrás, alguien podrá juzgar lo difíciles que han sido. Pero si hay un signo distintivo de la situación es que todo el colosal esfuerzo de contención que estamos haciendo conduce a un objetivo: impedir que el virus nos encuentre para infectarnos... y así ralentizar la presión sobre los hospitales.

Esa peculiaridad es la que da el tono definitivo a las imágenes de desierto prácticamente universal que hemos visto y vivido. La plaza de la Herrería de Pontevedra, la plaza de la Escandalera en Oviedo, la Grand Place de Lille, Inner Harbor en Baltimore, donde mayores y pequeños iban y venían, y se sentaban en los bancos ꟷpresas fáciles para el virus, a un solo golpe de tosꟷ, se convirtieron en sitios vacíos y fantasmales durante este tiempo.

Siempre se dice que en el mundo globalizado las cosas ocurren simultáneamente en distintos países. En este caso, no puede ser más acertado.

Mientras en Corea del Sur han acabado con el virus a golpe de clic, de aplicaciones informáticas y de geolocalización, y de hacer pruebas masivamente a la población, nosotros hemos sido más analógicos, y de paso más respetuosos con nuestra privacidad: nos hemos quedado en casa y hemos jugado con él partidas al escondite. Por otra parte, es impensable que se pueda seguir en ningún país democrático el ejemplo de los coreanos, sobre todo en los apartados de las apps relacionadas con el control social (aplicaciones móviles de rastreo de personas que han estado en contacto con positivos); aunque es seguro que algo podríamos aprender de las civilizaciones orientales.

Una cosa está clara: al lado de los fármacos más avanzados, y de medidas propias del siglo XXI como la secuenciación genética del virus, hemos estado dando la batalla con los recursos de toda la vida, muchos de ellos del mundo de ayer. Lavarse bien las manos. Mascarillas y batas feitas na casa. Respiradores. Y al final, la radiografía del tórax de siempre.

Los test han escaseado en todo el mundo, no solo en España, por lo que lo más acertado es, y ha sido, un uso proporcional a la evolución de la pandemia.

Cada época tiene su catástrofe, y esta, en forma de pandemia, la hemos pasado tras más de una década de recortes con una sanidad de combate, en muchos casos sin equipos de protección. Los profesionales sanitarios han suplido la escasez de medios con un ingente esfuerzo y un alto nivel de compromiso y formación.

Otro tema es la "desescalada" y la recuperación económica. Algunos intentarán lo peor del modelo de precariedad social y control digital.

En la desescalada, el debate remite a Daniel Defoe en Diario del año de la peste. Además de relatar las experiencias de un superviviente londinense de la plaga, en la novela defiende algo parecido a un lazareto-arca de Noé frente a la cuarentena en familia, porque en su opinión esta favorecía una mayor mortandad por la peste. Como en todas las plagas, al principio nos hemos negado como niños a ser sus víctimas, tapándonos los ojos de habitantes de países ricos y considerándonos al abrigo de la desgracia. También para Defoe era incomprensible el manotazo de la plaga, en un mundo que se adentraba en el siglo de las luces y la razón, como nosotros en el mundo digital.

Entre los aspectos positivos, uno destaca sobre los otros: la puesta en valor de la ciencia para explicar los sucesos que hemos pasado... y no sólo estos. Por primera vez en mucho tiempo se le ha ganado la batalla a los negacionistas del populismo ultra, e incluso Trump ha tenido que tirar la toalla frente a la realidad.

Además, algo hemos aprendido. En estos dos meses, día tras día y hasta que cayó contagiado, un médico experto en Salud Pública de cuyo nombre Simón sí queremos  acordarnos, se ha empeñado en enseñarnos lo importante que es la atención sanitaria centrada en la comunidad, no solo en el individuo. En el trasfondo, el ruido y la furia de quienes pretenden, como en la peste, buscar culpables y linchar a técnicos y gobernantes. Más allá de la legítima crítica y oposición política.

También lo público ha salido reforzado, y todo el mundo ha entendido la necesidad de tener un sistema sanitario y un sector sociosanitario con presupuestos y dotaciones a la altura de nuestros países vecinos. En estos meses hay que lamentar, en particular, la fragilidad de nuestros mayores, abocados a un modelo residencial infradotado y mayoritariamente privatizado, con evidentes carencias y grandes problemas estructurales de base, que tenemos que cambiar.

Entre las sombras, la expectativa de un futuro de teletrabajo sin horarios, con  disponibilidad permanente; y de vigilancia, dominado por el maquinismo en el que vemos cómo se avanza en el procesamiento de unos datos que son obtenidos con un motivo concreto, pero que acaban siendo utilizados para el control de los ciudadanos. Entre estas mismas sombras, vemos cómo emergen con fuerza las fronteras de los Estados nacionales.

Entre el recuerdo de un pasado reciente que parecía seguro (en los países ricos, se entiende) y la preocupación ante un futuro de incertidumbre, las novedades de los últimos tiempos van señalando los hechos; vivimos en la transición analógico-digital, en la que la tecnología se asienta cada vez en más áreas de nuestra vida; estamos en pleno repliegue antiglobalización; y no sabemos lo que hay más allá de un horizonte... ya de por sí borroso.

Para terminar, en el medio de la actual guerra que se está librando entre China y EEUU (the Chinese virus; insiste Trump para señalar a su enemigo), muchos nos preguntamos qué papel ha jugado Europa.

"No sé, pero...; esta averiguación no es de importancia, ni turba ni altera la verdad y contexto de la historia", contestó don Quijote a Sancho, para disipar las dudas que provocaban sus incómodos comentarios.

FIRMANTES DEL BLOG

  • Gaspar Llamazares Trigo. Médico y analista político)
  • Miguel Souto Bayarri. Médico y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela).
  • Carmen Montón. Embajadora observadora permanente ante la Organización de los Estados Americanos y ha sido Ministra de Sanidad, consumo y bienestar social y Consellera de Sanidad.
  • Ricardo Campos. Médico Oftalmólogo. Ha sido Secretario General del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y subsecretario autonómico de sanidad.
  • Rafael Sotoca. Médico de familia y activista sanitario. Fue director general de asistencia sanitaria de la Comunidad Valenciana.
  • Begoña Frades García. Psiquiatra y jefa del área de salud mental del Hospital Pare Jofre. Ha sido coordinadora autonómica de salud mental.
  • José Antonio López Cócera Enfermero especialista en salud mental y miembro de la comisión nacional de la especialidad.
  • Isabel González. Médico radiólogo. Fue jefa de servicio y profesora asociada de radiología en la Universidad Miguel Hernández de Elche así como Directora Gral. de la Alta Inspección y gerente de los departamentos de salud de San Juan de Alicante y La Ribera (Alzira)
  • Enrique Ortega. Médico especialista en enfermedades infecciosas y jefe de servicio de Enfermedades Infecciosas, Emergentes e Importadas. Ha sido profesor asociado de de medicina de la Universidad de Valencia y Director Gerente del Departamento de Salud Hospital General de Valencia
  • Ana BonedOmbuena. Médico de familia y técnico superior de salud pública de la Consellería de Sanitat Valenciana. Máster en salud pública por la U. de Harvard.
  • Antonia García Valls. Asesora coordinadora en la Vicepresidencia Cuarta, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ha sido diputada en el congreso de los diputados.
  • Pere Herrera de Pablo. Medico de familia y médico SAMU. Ha ejercido como director del Servicio Emergencias Sanitarias de la Comunitat Valenciana.
  • Roser Falip Barangué. Doctora en Medicina y especialista en medicina de familia y en análisis clínicos. Ha sido gerente del departamento de salud de Alcoy.
  • Aurelio Duque Valencia. Médico de Familia y Comunitaria y representante sindical. Ha sido presidente de la Sociedad Científica de Medicina Familiar en la Comunitat Valenciana.
  • Verónica Montón Alegre. Artista interdisciplinar. Ilustradora del Blog Coronavirus en positivo.
  • Juan Domene. Médico Inspector en el servicio de calidad asistencial y seguridad del paciente. Ha sido gerente del departamento de salud Arnau de VilanovaLliria.

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