La salsa Alfredo es una de las recetas de pasta más internacionales. Se hizo famosa en los setenta gracias al restaurante Alfredo's de Nueva York. Suele ser utilizada para aderezar los fettuccine o tallarines italianos. En la receta original, nacida en Roma, se utilizaba solo mantequilla y queso parmesano (en abundancia). En los Estados Unidos la salsa es más celebrada que la carbonara. Pero hoy en día, como les ocurre a los espaguetis del Lacio, muchos le añaden crema de leche o nata.
Suele comerse sin más ingredientes, pero combina bien con el brócoli, que le da un punto vegetal y saludable a una fórmula que en sí es muy calórica. No es una pasta para comerla todos los días, pero desde luego es sabrosa. Su naturaleza consiste en fundir la mantequilla en la pasta caliente junto al queso, aprovechando el almidón que han dejado los tallarines en su caldo, formando así una salsa espesa.
Los cocineros italianos suelen montarla en el mismo plato antes de servirlo, pero se necesita práctica para lograr, mediante movimientos circulares próximos a una emulsión, la textura exacta. Es más sencillo hacerlo en una sartén y probar al principio con poca cantidad. La crema de leche es opcional.
Receta de pasta a la salsa Alfredo con brócoli
Ingredientes 4 personas:
- 1 brócoli pequeño.
- 400 gr. de fettuccine o tallarines al huevo.
- 80 gr. de mantequilla.
- 80 gr. de queso parmesano.
- Pimienta negra.
- Agua.
- Aceite de oliva.
1. Cuece la pasta:
En una olla pon a cocer la pasta con el agua justa para que se cueza y deje suficiente caldo como para formar luego la salsa (cúbrelos hasta la mitad). Cuanto menor sea el agua mayor será la concentración de almidón que facilitará que la salsa emulsione. Saltea el brócoli (bien lavado y cortados en trozos medianos los ramilletes) en una sartén con un pelín de aceite de oliva. Sálalo, y tras unos minutos, añade un poco de agua para que se termine de cocer y salga al dente. Reserva.
2. Prepara la salsa Alfredo:
En una sartén echa la mantequilla. A fuego bajo, deja que esta se funda. Añade la mitad del queso y los tallarines, con un poco de su caldo (empieza con poca cantidad). El movimiento es fundamental. Remueve de manera uniforme, haciendo bailar los tallarines de abajo a arriba, en un recorrido ondulatorio, circular, sin detenerte, hasta que se vaya formando una salsa espesa. Puedes ayudarte de una cuchara y de un tenedor de madera para ir levantando la pasta y darle los giros mientras la salsa va impregnando todo el plato. Si necesitas más caldo o queso, introdúcelo poco a poco. Tira una pizca de pimienta negra, un poquito más del caldo (si fuera necesario) y el resto del queso. Continúa removiendo hasta obtener una textura similar a una emulsión y de aspecto baboso. Tiene que ser líquido, pero firme, no aguado. Por último, echa el brócoli y mézclalo con la pasta. Comprueba el punto de sal. Sírvelo caliente.
➦ Seguimos con una receta de pasta con salsa de gorgonzola y nueces.
Comentarios
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